"Debemos evitar el riesgo de que la crisis económica termine por afectar los valores en los que se basa el pacto social de la Constitución", afirmó el nuevo mandatario italiano, Sergio Mattarella, al asumir este martes oficialmente sus funciones.

"La democracia no es una conquista definitiva", recalcó Mattarella, de 73 años, el primer siciliano que llega a la presidencia de Italia. Su elección se llevó a cabo el sábado pasado por el Parlamento. 

En su primer discurso homenajeó a su predecesor Giorgio Napolitano, de 89 años, que había renunciado el 14 de enero.

Mattarella, docente universitario y juez del Tribunal Constitucional, quien inició su vida política hace 30 años en las filas de la otrora poderosa Democracia Cristiana, fue interrumpido por los aplausos más de 40 veces, inclusive por parte de los parlamentarios de derecha y del movimiento antisistema Cinco Estrellas.

El decimosegundo presidente de la República, elegido para un período de siete años, la única persona con derecho a disolver el Parlamento y a convocar elecciones legislativas anticipadas, rindió homenaje también a los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la mafia y a un bebé de 2 años que murió en un atentado contra la sinagoga de Roma en la década del 80.

Mattarella, quien vivió personalmente los horrores de la mafia tras el asesinato de su hermano en un atentado de Cosa Nostra, defendió también "el derecho al trabajo" y apostó por el saneamiento de la economía para que Europa crezca económicamente, advirtió.

Interpretado como un gesto de acercamiento, el presidente invitó al magnate y exprimer ministro Silvio Berlusconi, junto con todos los líderes políticos del país, a la ceremonia oficial en el palacio del Quirinale, sede de la presidencia.