DERECHO A LA RÉPLICA
Ser o no ser Charlie
Esta columna es una reacción al artículo de opinión ‘Yo no soy Charlie’, escrito por José Antonio Gutiérrez y publicado por El Telégrafo el 10 de enero de 2015.
Quiero aclarar antes que nada que respeto las diferentes opiniones que se manifiestan sobre los atentados terroristas de París y que al igual que Voltaire “estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Que al Señor Gutiérrez le parezca útil indicar que “no es Charlie”, es su derecho y lo respeto. Noto simplemente que comparte esta posición con el líder francés de extrema derecha Jean-Marie Le Pen, que hizo el mismo día la misma declaración... En cambio, lo que contesto con firmeza, es la serie de afirmaciones falsas que se permite el autor sobre un diario golpeado con crueldad y periodistas que ya no están para defenderse ellos mismos.
Calificar el diario Charlie Hebdo de “racista y colonialista” es un insulto a la memoria de los que fallecieron. ¿Sabe usted, señor Gutiérrez, que el consejo de redacción durante el cual fue matado el equipo de Charlie estaba dedicado a la preparación de un número especial contra el racismo? ¿Que Cabu fue el genial inventor del personaje del ‘beauf’ (el ordinario), que utilizó con humor devastador para denunciar desde por lo menos 50 años el racismo, el militarismo, el chovinismo? ¿Que Wolinski dedicó su vida a denunciar la xenofobia, principalmente anti-magrebí? ¿Que Charlie Hebdo colaboraba desde muchos años con varios dibujantes argelinos, tunecinos o marroquíes y había publicado con la principal revista turca satírica ‘Le Man’ un número común para mostrar el islam, como religión de tolerancia? Describir Francia de hoy en día como un país persiguiendo a los musulmanes en su país y manteniendo las aventuras “coloniales” en el extranjero, todo esto con el apoyo de ‘Charlie Hebdo’, me parece, si puedo emplear esta palabra, una grotesca caricatura (el humor menos).
La magnífica reacción del pueblo francés, de los ciudadanos de todo origen y religión, ha demostrado el domingo 11 de enero cuán fuerte estaba la unión alrededor de la tragedia de Charlie. Hombres libres del mundo entero, tanto de Palestina como de Israel, vinieron a saludar los valores comunes que usaban también, con impertinencia y talento, los caricaturistas de Charlie.