Un avión teledirigido estadounidense disparó ayer contra una casa en una región tribal del noroeste de Pakistán y mató a cuatro presuntos insurgentes, en el segundo ataque en dos días sobre la misma región del país. Funcionarios de inteligencia pakistaníes indicaron que el número de víctimas puede ser mayor porque el inmueble, completamente demolido, estaba junto a un mercado donde, pese a ser muy temprano en la mañana, ya había algunos comerciantes y transeúntes. El avión disparó dos misiles, refirieron.   

El jueves, un aparato no tripulado bombardeó una casa de la localidad de Tappi, asentada en la propia región tribal de Waziristán del Norte fronteriza con Afganistán, y mató al menos a 10 personas. La de ayer, además, fue la quinta incursión de los drones norteamericanos desde su prohibición por Islamabad el 26 de noviembre pasado, cuando un ataque aéreo de la OTAN a puntos de control fronterizo mató a 24 de sus soldados.

El gobierno pakistaní también exigió a Washington evacuar la base de Shamsi, en la también noroccidental provincia de Baluchistán, desde donde operaba los aviones-robot en su guerra contra los talibanes, y actualmente mantiene bajo revisión las relaciones con Estados Unidos. La consecutividad de los ataques parece sugerir una nueva escalada de los ataques de los drones, pese a las protestas del gobierno de Pakistán, comentaron analistas militares.  

Aunque la campaña de bombardeos con aviones-robot sobre la nación surasiática comenzó en 2004, fue a partir de agosto de 2008, bajo la administración del presidente Barack Obama, cuando se sistematizó. De entonces a la fecha han ocurrido más de 250 ataques con un saldo de unos 1.800 muertos.