Segunda revolución llama a la puerta
De momento habrá que esperar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, programada para el 16 y el 17 de junio, siendo esta la oportunidad final para que el orden o el caos vuelvan a establecerse en Egipto.
Pero el entusiasmo político ha hecho olvidar el marco indefinido sobre el que se celebran las elecciones. La Asamblea fue bloqueada el pasado 10 de abril ante las diferencias entre las formaciones que no fueron capaces de preparar la Constitución.
Por eso, la Junta preparó una Carta Magna temporal que preservaba sus privilegios en el nuevo gobierno. Los candidatos terminaron rechazándola, y este vacío de normas tendrá que sumarse a la lista de problemas con los que se encontrará el futuro presidente.
Si definitivamente Mursi y Shafiq son los candidatos ganadores para la segunda vuelta, Egipto se enfrentará a dos nuevas amenazas.
La posible victoria de Shafiq traerá consigo una segunda Revolución. Activistas, islamistas y contrarios al antiguo régimen ya avisan que acamparán en Tahrir el mismo día que se publiquen los resultados. “Si el antiguo primer ministro de Mubarak se instaura como presidente, la Revolución no habrá servido para nada”, dice Mody, un profesor de historia en la universidad.
Pero el candidato de los Hermanos Musulmanes tendría más posibilidades de triunfar. Además de haber obtenido mayor porcentaje de votos, según las filtraciones, los laicos y los revolucionarios se decantarían por él en la segunda vuelta. Si así fuera, la Junta Militar podría dar un golpe de Estado ante el miedo de un futuro estado islámico con dominio en la Presidencia y en el Parlamento.