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Sebastian Kurz, destituido como canciller de Austria por moción de censura

Controlado por el Partido Popular, el Gobierno de Sebastian Kurz perdió la confianza del Parlamento, por un escándalo de corrupción que afecta a un exsocio de coalición.
Controlado por el Partido Popular, el Gobierno de Sebastian Kurz perdió la confianza del Parlamento, por un escándalo de corrupción que afecta a un exsocio de coalición.
Twitter: @sebastiankurz
27 de mayo de 2019 - 11:32 - Deutsche Welle

El Parlamento de Austria votó este lunes 27 de mayo del 2019 una moción de censura contra el canciller conservador Sebastian Kurz, removiéndolo de su cargo, tras el escándalo de corrupción conocido como "caso Ibiza" (Ibizagate), que hizo estallar a su coalición gubernamental con el ultranacionalista FPÖ.

Este voto, sin precedentes en la historia de la República de Austria, se obtuvo con el apoyo de los socialdemócratas y del FPÖ, exsocio de la coalición gobernante, cuyo líder había sido obligado a renunciar a su puesto de número dos del Gobierno por ese escándalo.

Con solo 32 años de edad, diez de ellos en la alta política y ocho en el Gobierno, el conservador Sebastian Kurz es desde hoy el excanciller federal de Austria más joven y el primero desde 1945 en ser apartado del cargo, al perder una moción de censura en el Parlamento de Viena.

Su coalición con el partido ultranacionalista FPÖ, formada en diciembre de 2017, saltó por los aires el 19 de mayo pasado a causa de un escándalo de corrupción de sus socios.

El Ejecutivo de transición que surgió tras esta ruptura, con expertos en lugar de ministros ultras, estuvo en el cargo solo cinco días antes de perder esta moción. El canciller y su equipo de ministros fueron tumbados con los votos del opositor partido socialdemócrata SPÖ, del FPÖ y de la pequeña formación progresista Jetzt.

Kurz había llegado al poder tras ganar las elecciones generales de 2017, con un 31,7 % de los votos, siete puntos porcentuales más que en 2013, rescatando así a su partido de una deriva de pérdida de votos que se prolongaba ya desde hacía una década. Con menos de 18 meses en el poder (525 días), Kurz es hasta ahora el canciller federal con el mandato más corto.

Pero, a pesar del revés sufrido hoy, está considerado como un especie de "mesías" y "niño prodigio" en su partido, por recuperar en 2017 la jefatura del Gobierno tras una década de "segundones" en coaliciones con el Partido Socialdemócrata.

Kurz se hizo cargo de su partido en julio de 2017 tras imponer un cambio de estatutos que le dio plenos poderes para decidir cargos, candidaturas y estrategias. Su impronta no quedó en eso y el joven político se presentó a las elecciones con la candidatura "Lista Sebastian Kurz", dejando fuera de los carteles electorales el nombre de un partido con siete décadas de historia.

Incluso el color de su partido, el tradicional negro, fue sustituido por el más moderno turquesa.

Al frente del Gobierno con el FPÖ, Kurz impulsó en el pasado año y medio una política de mano dura en temas de extranjería y migración, acompañada con medidas de ahorro presupuestario, pero también de alivios fiscales.

Además, dejó en manos de políticos ultraderechistas carteras tan delicadas como Interior, Defensa o Exteriores, lo que causó duras críticas tanto dentro como fuera del país.

Por otra parte, Kurz no reaccionó con la dureza que muchos deseaban frente a una larga serie de incidentes xenófobos y antisemitas entre representantes de diferentes nivel en el FPÖ.

Al final, la coalición no terminó por esos escándalos sino por un vídeo en el que se veía cómo su principal socio, el ahora exlíder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, prometía favores políticos a una supuesta millonaria rusa a cambio de donaciones ilegales.

Sebastian Kurz (Viena, 1986) comenzó su carrera en la política con 22 años, al hacerse cargo de las juventudes del ÖVP en 2008. Con solo 24 años de edad fue nombrado secretario de Estado de Integración, con 27 ya era ministro de Exteriores y con 31, canciller federal, el cargo más poderoso del país.

Su experiencia laboral en la empresa privada es mínima y nunca terminó sus estudios de Derecho para centrarse en la política. Sus críticos le recriminan la falta de diálogo con la oposición y con el Parlamento, además de su obsesión por la imagen, el marketing y el control de la comunicación. (I)

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