Al comenzar su segundo período de gobierno, el presidente Juan Manuel Santos reiteró que su principal objetivo es lograr la firma de paz con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y poner de lleno a Colombia en la era del posconflicto.

En el camino surgen otros desafíos que deberá tener en cuenta si su gestión quiere trascender entre la población. Entre los principales retos del próximo cuatrienio, como lo destacó en su discurso de posesión frente a las delegaciones de 105 países, figuran el de crear un espíritu de unidad nacional, profundizar los contenidos sociales de su gestión y promover una reforma del Estado para lograr un equilibrio de los poderes.

El mandatario colombiano anunció al comenzar su gestión (2014 y 2018) que se propone impulsar reformas como eliminar la reelección presidencial y la circunscripción nacional para Senado, prácticas políticas que para muchos han puesto un escenario malsano y gris. Esto lo dijo frente a 11 jefes de Estado, entre quienes estaba el presidente de Ecuador, Rafael Correa. Santos sostuvo que en el 81% de los 1.102 municipios del país no se registró ningún acto terrorista desde 2010 y en el 86% se logró la erradicación de las denominadas bandas criminales.

Este escenario de mejoría de la seguridad, que por supuesto tiene frentes por mejorar, especialmente en los centros urbanos, permitió que se erradicaran 112.000 hectáreas de cultivos ilícitos y que se redujera, en 4 años, de 20.766 a 6.938 el número de combatientes de las FARC.

El presidente colombiano dijo que otro frente de acción que busca potenciar es el de la lucha contra la pobreza.

En el último cuatrienio logró que 2,5 millones de personas salieran de esa condición, pero, como “aún falta mucho por hacer”, tiene el reto de asistir a 14 millones de ciudadanos que todavía están en esa situación, cifra bastante alta para un país de 47 millones de habitantes.

De otro lado, Santos indicó que otras de las reformas que no deben esperar son las de educación y salud. Ya el Gobierno tiene en sus manos la considerada hoja de ruta que le entregó el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU), que tiene 10 puntos para darle un vuelco de calidad a la educación superior en Colombia.

Frente a la salud, el gran dilema del Estado es que este pase de ser un negocio a convertirse en un derecho. Ya el Congreso aprobó la Ley estatuaria en salud, pero quedó pendiente la aprobación de la ley ordinaria que avance para que el sistema de salud se enfoque en mejorar la calidad en la atención.

Respecto a la disminución de la pobreza, Santos dijo que “este es un gobierno progresista y reformista”. El mandatario ha pregonado, en los 4 años anteriores, que su gobierno sacó a 2 millones y medio de colombianos de la pobreza y a 1,3 millones de la pobreza extrema y avanzó el programa que entregó 100.000 viviendas gratis.

Ahora, Santos tiene el deber que esa política aumente, establezca un diálogo social con los campesinos empobrecidos y mantenga el crecimiento económico del país y también reducir la tasa de desempleo de 9,2% hasta 7,5%.