La mayoría republicana modificó ayer el reglamento del Senado de Estados Unidos para superar el bloqueo demócrata y facilitar así el nombramiento de Neil Gorsuch, el juez elegido por el presidente, Donald Trump, para ocupar el puesto vacante en el Tribunal Supremo. La maniobra revela la polarización de las instituciones y la sociedad estadounidense.

Gorsuch se sometió ayer, tras superar el escrutinio del Comité de Justicia del Senado, a la votación del pleno de la cámara, en la que necesitaban 60 votos favorables, según reza el reglamento hasta ahora.

Sin embargo, el candidato de Trump solo obtuvo 55 votos, los 52 de la mayoría republicana y tres de senadores demócratas a los que convenció de la idoneidad de su candidatura durante las audiencias de confirmación en el Comité Judicial; los otros 45 senadores demócratas votaron en contra.

Este rechazo ya representa un hito en el parlamentarismo estadounidense, puesto que es la primera vez que el Congreso bloquea a un candidato a la máxima autoridad judicial del país. Los demócratas se escudaron en la ideología del aspirante: “Será uno de los jueces más conservadores de la historia del Tribunal Supremo”, denunció su portavoz, Chuck Summer.

La victoria de los demócratas, en cualquier caso, fue momentánea, ya que los republicanos pusieron ayer en marcha una serie de votaciones, modificaron las normas del Senado para confirmar a Gorsuch con una mayoría simple de 51 votos. Esta maniobra es conocida como la “opción nuclear”. La votación definitiva para la aprobación de Gorsuch se celebrará hoy.

En tanto, la Casa Blanca esperaba la llegada del presidente chino,  Xi Jinping, quien se reuniría por primera vez con el mandatario estadounidense, Donald Trump, en Mar-a-Lago, el club que el magnate norteamericano posee en Florida.

Los mandatarios tratarían sobre el intercambio comercial, Corea del Norte y el tema de los derechos humanos que genera tensiones entre chinos y estadounidenses. (I)