Un nuevo tiroteo dejó 14 muertos y 17 heridos en EE.UU.
Al menos 14 personas fallecieron y otras 17 resultaron heridas en un nuevo tiroteo perpetrado en Estados Unidos, esta vez en un centro para discapacitados situado en la ciudad de San Bernardino, a 100 km al este de Los Ángeles.
La policía logró abatir a dos de los sospechosos, un hombre y una mujer, tras varias horas de persecución en un gigantesco operativo que movilizó a centenares de agentes locales, del FBI y unidades de élite SWAT.
El hombre fue identificado por las autoridades como Syed R. Farook, un ciudadano estadounidense que trabajó para el departamento de salud del condado de San Bernardino.
Una tercera persona fue detenida tras ser vista salir del lugar del tiroteo, pero la policía no pudo confirmar si participó en la masacre, de acuerdo con el jefe policial Jarred Burguan.
El director adjunto del FBI en Los Ángeles, David Bowdich, no descartó que se trate de un acto terrorista. "Es una posibilidad, pero todavía no lo sabemos", declaró.
Los sospechosos murieron durante un intercambio de disparos con las fuerzas de seguridad en plena calle, en el que fue herido un agente. El todoterreno negro con el que habían huído terminó repleto de agujeros por los impactos de bala.
La masacre comenzó alrededor de las 11:00 GMT (18:00 GMT) en el Centro Regional Inland, un centro médico especializado en atender a pacientes con discapacidades mentales.
A esa hora, el auditorio acogía la fiesta navideña organizada por el condado de San Bernardino para sus trabajadores.
"Hubo algún tipo de pelea y alguien abandonó la fiesta, pero no sabemos si esta persona regresó", dijo Jarred.
Los asaltantes fallecidos iban vestidos con ropa de asalto y llevaban rifles y pistolas. "Estaban preparados como si se tratara de una misión", según el jefe policial.
Varios testigos dijeron a los medios locales que los asaltantes dispararon indiscriminadamente.
Muchos trabajadores del centro "se encerraron en oficinas y armarios para intentar estar a salvo", relató a la cadena CNN Brando Hunt, uno de los empleados que salió ileso.
"Es una situación muy desafortunada. Estas personas dan su corazón y su alma para ayudar a los demás.
Es una locura la audacia de los atacantes, de venir aquí y disparar", reconoció.
Pánico
La masacre de San Bernardino ocurre apenas cinco días después de que tres personas fallecieran y otras nueve resultaran heridas en un tiroteo perpetrado en una clínica de planificación familiar de Colorado, en el oeste del país.
Según el sitio especializado www.shootingtracker.com, el de San Bernardino es el tiroteo 352 que se registra en Estados Unidos en lo que va de año.
Además, es la más sangrienta desde la matanza en la escuela primaria Sandy Hook, en el estado de Connecticut (este), donde en 2012 murieron 20 niños y seis adultos.
Las inmediaciones del centro Inland se convirtieron en un improvisado hospital de campaña donde los heridos recibieron los primeros cuidados.
Muchos salieron aturdidos por el pánico, mientras que otros perdieron sus zapatos en su intento por escapar a las balas.
Olivia Navarro tardó una hora en saber que su hija Jamile, empleada del centro, estaba bien.
"La evacuaron al campo de golf (de al lado). Estaba muy asustada, pero guardaba la calma", explicó esta mujer de 63 años a la AFP.
"Me dijo que había varios atacantes en el edificio y que se iba a encerrar en una habitación", añadió.
Paul George, de 28 años, oyó las ráfagas de los disparos desde una gasolinera cercana.
"Oí al menos una docena. La policía comenzó a llegar de todas partes y cortó el acceso (al centro)", contó a la AFP.
El presidente estadounidense Barack Obama lamentó una vez más la inmovilidad de los congresistas para modificar la actual ley sobre el control de armas.
"Ahora existe en este país un patrón de tiroteos masivos sin igual en el mundo", afirmó el mandatario en declaraciones a la cadena CBS.
"Podríamos tomar varias medidas, no para eliminar todos estos tiroteos, pero para mejorar las chances de que no se produzcan con tanta frecuencia", aseguró.
El fin de semana pasado ya clamó un rotundo "ya basta".
El tiroteo también movilizó a varios de los políticos que aspiran a llegar a la Casa Blanca en noviembre de 2016.
"Me niego a aceptar que esto es normal. Debemos tomar acciones ya para frenar la violencia derivada de las armas de fuego", reclamó en Twitter la demócrata Hillary Clinton.
El precandidato republicano Donald Trump deseó de su lado "buena suerte a las fuerzas de seguridad".
"¡Ahora es cuando apreciamos tanto a la policía!", escribió en la misma red social. (I)