Relaciones comerciales positivas
Desde el acuerdo de paz firmado el 26 de octubre de 1998, las relaciones entre Ecuador y Perú empezaron a afianzarse y ahora se encuentran en el punto más alto de su historia.
Así lo asegura Diego Ribadeneira, embajador de Ecuador en Perú, quien manifiesta que tras el acuerdo se inició un proceso de integración que ha recibido un especial impulso de las presidencias de Rafael Correa y Alan García. “Las reuniones anuales de presidentes y gabinetes han permitido cumplir múltiples objetivos en todos los órdenes”, expresa el funcionario.
Ejemplo de ello, señala el diplomático a El Telégrafo, constituye el proyecto de riego Puyango-Tumbes, que fue suscrito en los años setenta, pero que solo el año pasado llegó a cristalizarse, con la suscripción del contrato correspondiente y el inicio de las obras de construcción, que permitirán recuperar 41.500 hectáreas para la agricultura en la provincia de El Oro (Ecuador) y en Tumbes (Perú). Otra obra emblemática de la relación es la autopista Piura-Guayaquil, que fue construida con el mayor proyecto de cooperación de la Unión Europea en América Latina, con un crédito no reembolsable de 58 millones de euros.
En el aspecto comercial, los avances también son positivos. Según datos de la Embajada de Ecuador en Perú, el intercambio comercial llegaba en 1998 a 287 millones de dólares; en 2005 a 1.300 millones de dólares y en 2010 a la cifra histórica de 2.300 millones de dólares, con un superávit favorable a Ecuador de 335 millones de dólares.
En el primer trimestre de 2011, las exportaciones de Ecuador a Perú sumaron 483 millones de dólares y las de Perú a Ecuador 253 millones de dólares, en una balanza comercial positiva para Ecuador de 230 millones de dólares. “Esto hace suponer que al final del año 2011 tendremos una cifra récord de casi 3.000 millones de dólares”, calcula el embajador Ribadeneira.
Los principales productos ecuatorianos en el mercado peruano son: petróleo, aceite de palma, cocinas, tableros de madera, atún, refrigeradoras, extractos y concentrados de café, entre otros. Perú, en cambio, exporta a nuestro país limón, cebolla roja y a veces arroz o azúcar en períodos cortos. Además de carburorreactores tipo queroseno, aceites lubricantes, pañales, entre otros.
A esto se suma que, en los últimos diez años, cerca de 35 empresas ecuatorianas han iniciado inversiones en Perú, fundamentalmente en Piura, Trujillo y Lima, en los sectores de pesca, servicios financieros, textiles y construcción. Algunas de ellas son La Llave, Banco Financiero e Indurama.
Jorge Raffo, cónsul de Perú en Guayaquil, considera que desde la firma del acuerdo de paz, la balanza comercial ha crecido seis veces. “Hay una fuerte presencia comercial que es favorable a Ecuador y eso es muy importante”, dice. El diplomático coincide en destacar también el proceso de desarrollo binacional en la zona de frontera, por el que su país se siente muy orgulloso.
El funcionario peruano hace un balance de las relaciones con Ecuador y destaca tres pilares: primero, la reorganización migratoria, que permitirá que un mínimo de 3.000 y un máximo de 5.000 personas puedan regularizarse.
El segundo está dado por el esfuerzo de los dos países por trabajar conjuntamente en la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas, justamente por efecto de la fuerte migración que existe. Y tercero, el esfuerzo de los mandatarios García y Correa, que se han entendido muy bien y han llevado adelante cuatro cumbres presidenciales: dos en Ecuador (Machala y Loja) y dos en Perú (Tumbes y Piura), encuentros que permitieron resolver problemas entre ambas naciones. “Es un resultado muy satisfactorio, un fuerte entendimiento entre los dos países y hay el espíritu de Perú de seguir apoyando el ingreso del Ecuador a la cuenca del Pacífico”, resalta.
Franklin Ramírez, profesor-investigador del programa de Estudios Políticos de la Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), coincide también en que, desde hace doce años, hay una relación comercial en crecimiento entre los dos países. Además, señala que por efecto del clima de distensión política, militar y diplomática, la zona de frontera entre ambas naciones es muy dinámica y funciona como una región. “Algunos autores dicen que esa frontera es casi una región en sí misma, está alejada del eje de Quito, de Guayaquil, de Lima y tiene su propia dinámica. Los ciudadanos de esos territorios pasan la frontera de ida y vuelta, hay comercio y también contrabando”, precisa.
Por ello, el catedrático argumenta como su tesis fundamental que esta relación está institucionalizada como política de Estado, más allá de Rafael Correa o de quién triunfe en Perú, por lo que no cree que haya zozobra con ninguno de los dos candidatos que gane hoy las elecciones.