Raúl Castro, elegido líder del Partido Comunista
El VI Congreso del Partido Comunista (PCC) cerró ayer con el nombramiento del presidente de Cuba, Raúl Castro, como jefe máximo de la agrupación, en reemplazo de su hermano Fidel.
En la clausura, el nuevo primer secretario del PCC expresó que la misión principal del ocupante de ese puesto es defender, preservar y proseguir perfeccionando el socialismo. El Mandatario recalcó que asume su última tarea con la firme convicción y compromiso de no “permitir jamás” el regreso del régimen capitalista. En un discurso que cerró tres días de debates sobre las reformas económicas, y ante la presencia de Fidel, quien fue aplaudido a su ingreso, Raúl Castro enfatizó que no renunciará a hacer los cambios que hagan falta. Consideró que la forma más digna de conmemorar el 50º aniversario de la victoria sobre la invasión en Playa Girón, el 19 de abril de 1961, es haber efectuado un magnífico congreso, el primero en 14 años. En cuanto a la renovación de la cúpula partidista, Raúl expresó que su hermano Fidel, de 84 años y primer secretario desde 1965, dio el primer ejemplo de actitud consecuente, al abandonar el último de sus cargos, tras renunciar a ser electo en el nuevo Comité Central.
“Fidel es Fidel y no precisa de cargo alguno para ocupar, por siempre, un lugar cimero en la historia, en el presente y en el futuro de la nación cubana”, resaltó, aplaudido en el plenario.
Indicó que el Partido dio un primer paso al renovar su dirigencia, aunque prevalecen los históricos y los militares en los principales cargos, pero abriendo espacio para más jóvenes, mujeres, negros y mestizos. Como segundo secretario fue electo el primer vicepresidente del Gobierno, José Machado, de 80 años, caracterizado por su línea dura, convirtiéndose en sucesor designado de Raúl, al ocupar todos los segundos cargos. El Buró Político consta de 15 miembros, antes eran 24.
Un día antes, el Partido Comunista también aprobó el plan de reformas económicas planteado por Raúl Castro para “actualizar” el modelo económico de la isla y garantizar la irreversibilidad del socialismo. Cerca de 1.000 comunistas cubanos reunidos desde el sábado, aprobaron más de 300 reformas, las más importantes en décadas, que apuntan a la reducción de más de un millón de empleos estatales, el recorte de subsidios y la expansión del sector privado, según una resolución publicada en el sitio oficial www.cubadebate.cu. Asimismo fue debatida la esperada apertura del mercado inmobiliario, prohibido desde la revolución de 1959. El congreso acordó elevar al plenario que se establezca la compraventa de las viviendas.
Sin embargo, grupos del exilio cubano en Miami coincidieron ayer en que tanto la renuncia de Fidel Castro a la dirección del PCC, como el plan de reformas no son más que un cambio de forma, pero no de fondo. “Se trata de dos episodios que no cambian para nada la vida de los cubanos, a los que se les niega el derecho al enriquecimiento personal al que sí tienen acceso los miembros de la cúpula del Partido”, expresó Omar López, director de la Fundación Nacional Cubano-Americana. En opinión de López, solo se “ha formalizado algo que ya estaba sucediendo, como es la entrega de licencias para, entre otros oficios, poder “vender aguacates, rellenar fosforeras o ejercer de costurero”. Orlando Gutiérrez, director del Directorio Democrático Cubano, aseguró que el plan de reformas constituye “una apertura económica marginal”, que solo aporta “algo de oxígeno a la agenda política del PCC”.