¿Qué generó el desequilibrio de la deuda en Estados Unidos?
La tensión que generó el debate en el Congreso de Estados Unidos sobre el aumento del techo de la deuda pública evidenció, una vez más, la inestabilidad actual de la primera economía mundial.
Tras una agria batalla política, el Senado y la Cámara de Representantes acordaron a inicios de agosto elevar el límite de la deuda -fijado actualmente en 14,27 billones de dólares- en más de 2 billones, y aquello dio luz verde a recortes de gastos de al menos 2,1 billones de dólares a lo largo de la próxima década.
El acuerdo, que impidió que Estados Unidos cayera por primera vez en 228 años de historia en cese de pagos (default), fue promulgado el 2 de agosto por el presidente Barack Obama.
La medida, sin embargo, no liberó de la incertidumbre y el nerviosismo a las bolsas mundiales que se desplomaron como piezas de dominó y hasta la actualidad experimentan jornadas volátiles.
Pero, ¿por qué la primera potencia mundial tiene una deuda pública en crisis? y ¿cuál es la razón para que sea elevada? Estados Unidos, como todo gobierno, tiene necesidades de financiar los servicios públicos y los gastos son mayores que las posibilidades del mismo régimen para recaudar impuestos y generar ingresos.
Alfredo Coutiño, director para Latinoamérica de Moody’s, explica a El Telégrafo que la crisis de la deuda no es más que el resultado de una indisciplina en los hábitos de gasto, o bien una ineficiencia en la forma de recaudar. Por lo que -destaca- al tener un Gobierno que gasta más de lo que recauda, se genera una mayor necesidad de financiamiento que se obtiene de un endeudamiento, el mismo que, si no se corrige, genera un exceso de deuda que sobrepasa la capacidad de hacer frente a los compromisos con los acreedores.
Sin embargo, Estados Unidos, a diferencia de la mayoría de países del mundo, no puede endeudarse ilimitadamente. El máximo de lo que puede ascender la deuda debe aprobarse en el Congreso. En el pasado, los acuerdos entre republicanos y demócratas se han alcanzado en repetidas veces, pero este año ambos bandos tuvieron muchas diferencias.
Coutiño considera que la crisis de la deuda norteamericana no es más que el reflejo de un desequilibrio creciente en las finanzas públicas del país, que con el pobre desempeño de su economía, los rescates bancarios y los estímulos implementados durante la crisis hipotecaria han ocasionado que la deuda se haya prácticamente duplicado, desde un 62% del PIB (Producto Interno Bruto) antes de la crisis hipotecaria de 2007 hasta un 100% en 2011.
“Esto significa que la deuda estadounidense equivale al valor de todos los bienes y servicios que la nación pueda producir en un año, lo cual lo pone en una situación de debilidad y vulnerabilidad ante choques del exterior”, resalta.
Óscar Ugarteche, investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala -vía Skype- que Estados Unidos ha llevado una política económica que ha consistido, durante la década del 2000, en bajar los impuestos a los sectores más ricos y aumentar el gasto militar del 4 al 6% del PIB.
Esto genera un déficit -señala el investigador- al que se le agrega el rescate bancario de 2008, por lo que se “empezó a inyectar dinero como loco”. El mismo caso se repite en otros países como Alemania, Italia, Francia, España y Grecia. “Todos están altamente endeudados, no es un fenómeno aislado”, acota.
En el caso de Estados Unidos, Ugarteche indica que lo que han hecho los republicanos es decirle al Gobierno que no cobre más impuestos y recorte gastos, lo que generará que el Producto Interno Bruto se contraiga, al igual que el consumo. El investigador opina, entonces, que dentro de seis meses se podrá generar un peor problema que el que existe hoy, por eso es que la calificadora de riesgo Standar & Poor’s rebajó la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos de “AAA” a “AA+”.
Para Alfredo Coutiño, el gran debate político entre el Congreso y el Ejecutivo alrededor de la ampliación del techo de la deuda obedeció más que nada a la cercanía del año electoral (2012). El economista manifiesta que esto generó que el debate tomara relevancia para el Partido Republicano, con el fin de poner en evidencia la poca eficacia del Gobierno de Obama y con ello poder ganar las elecciones. “Así, la inconsciencia política está causando un daño tremendo a la de por sí debilitada economía estadounidense”, enfatiza.
El analista político y director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría de Buenos Aires (Argentina), Rosendo Fraga, indica a este diario que siempre en el sistema político de Estados Unidos han existido sectores más radicalizados en alas de ambos partidos, como sucede hoy con el Tea Party, pero la mayoría moderada de los republicanos y los demócratas era eficaz para contenerlas.
El politólogo afirma que la vulnerabilidad evidenciada frente a la baja realizada por Standard & Poor’s -que puede anticipar también cambios en las otras dos calificadoras occidentales- refleja que no será fácil recuperar la confianza que se ha perdido.
“El récord del oro ($ 1.800 por onza) es una evidencia más de las dudas que se han despertado sobre el dólar como moneda de reserva global, aunque en el corto plazo, en diversos países del mundo, frente a la crisis se siga recurriendo a la moneda de Estados Unidos como refugio”, añade.
En la primera década del siglo 21 ya era evidente que Estados Unidos dejaría de ser la única hiperpotencia, que China lo superaría en un par de décadas y Europa entraría en una situación de decadencia relativa, afirma el analista político.
Sin embargo, Fraga detalla que el proceso, previsto como una evolución global a lo largo de dos décadas o un cuarto de siglo, parece haberse acelerado por tres fenómenos: la crisis del sistema político estadounidense frente al tema del default, la falta de un liderazgo europeo para lidiar con el problema de la deuda y las limitaciones de Japón frente a la fuga de las centrales nucleares.
“La cuestión es que esta aceleración del retroceso del mundo desarrollado en términos estratégicos se está dando a una velocidad mayor a la que necesita el mundo emergente para asumir responsabilidades globales más importantes”, considera.
Óscar Ugarteche asegura, en cambio, que con todo lo que ocurre actualmente, lo que se está viendo es el final de la hegemonía de EE.UU. de la peor manera. Pero, ¿quién tomaría la posta?, el investigador de la UNAM responde que no sabe si China, “puede ser” -dice-, pero cree que el asunto será más bien multipolar, que continuarán los procesos de reconstrucción de bloques, como los asiáticos y los sudamericanos.