El presidente ruso, Vladimir Putin, descartó por el momento una intervención militar en Ucrania, aunque no cerró la puerta a esa posibilidad en el  futuro; y advirtió a Estados Unidos y a la Unión Europea que, en caso de adopción de sanciones contra Rusia, “los daños serán mutuos”.

En una rueda de prensa, el mandatario ruso calificó lo ocurrido en Ucrania como un “golpe de Estado inconstitucional”, en alusión a la destitución del presidente Víctor Yanukovich, por tanto consideró que las nuevas autoridades que gobiernan el país no son legítimas.

“¿Cuál puede ser el motivo para el uso de las fuerzas armadas? Por supuesto, un caso extremo”, dijo el jefe del Kremlin, que defendió la legitimidad de ese hipotético paso. Agregó que Rusia tiene una petición (en ese sentido) del presidente legítimo de Ucrania, en alusión a Yanukovich, quien se encuentra refugiado en Moscú.

El jefe del Kremlin aseguró  que no contempla la anexión de la región autónoma ucraniana de Crimea y negó que los efectivos armados que bloquean la unidades militares en la República Autónoma de Crimea sean militares rusos. “Son las fuerzas locales de autodefensa”, aseguró. Y a la pregunta de por qué están uniformados como los soldados rusos, Putin replicó que habría que preguntarlo en las tiendas que venden uniformes parecidos a los rusos.

Por otro lado, advirtió a Estados Unidos y a la Unión Europea, que han amenazado con imponer sanciones a Rusia por su papel en Ucrania, que “los daños serán mutuos” y deberían pensarlo bien antes de adoptar una decisión en ese sentido.

El mandatario estadounidense, Barack Obama, por su parte, dijo que Putin no engaña a nadie y que la injerencia rusa en Ucrania contribuirá al aislamiento de Moscú.

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En tanto, el primer ministro de Crimea, el pro ruso Serguéi Axiónov, anunció que su gobierno  asumió el control sobre la seguridad de la península, al tiempo que dio un ultimátum a los últimos oficiales del Ejército leales al nuevo Gobierno de Ucrania, encabezado por el premier Arseniy Yatsenyuk, para que se subordinen a las autoridades de la república autonóma.

Axiónov mencionó ayer la posibilidad de adelantar el referéndum sobre el futuro de esta república autónoma, previsto para el 30 de marzo, y no descartó la incorporación de otras regiones vecinas.

La flota rusa está en Crimea desde 1783

Desde el fin de semana varios medios occidentales alegan que Rusia ha desplegado 16.000 efectivos militares en la península ucraniana de Crimea, pero lo cierto es que la flota rusa están allí nada menos que desde  1783, cuando la entonces emperatriz Catalina II anunció la creación de la Flota del Mar Negro en ese territorio.

Desde entonces, la Flota del Mar Negro rusa sigue teniendo su ‘histórica’ base naval en Sebastopol, pero desde 1997 se la arrienda a Ucrania por un importante precio anual de 100 millones de dólares, destaca la cadena de televisión Russia Today.

Al día de hoy un 70% de la infraestructura de la Flota del Mar Negro rusa se encuentra en la península ucraniana de Crimea. En el territorio de la Federación de Rusia esta flota solo mantiene la base de la ciudad de Novorossíisk. Según los acuerdos bilaterales ruso-ucranianos, el personal de la flota rusa en la península está acantonado en los siguientes puntos: en su principal base naval en la ciudad de Sebastopol y en cuatro bahías cercanas, en la ciudad y puerto de Feodosia (centro de investigación) y en dos bases aéreas en las localidades de Kacha y Gvardéiskoye.

En la ciudad de Nikoláyev, sus astilleros y su centro de reparación de buques también se encuentra un contingente ruso de manera temporal. El mismo acuerdo de 1997 estipula que en las aguas territoriales de Ucrania y en su territorio puede haber un grupo de hasta 388 unidades de buques rusos (incluyendo 14 submarinos diésel-eléctricos). En las bases de Kacha y Gvardéiskoye pueden estacionarse 161 aviones.

Aunque el acuerdo de 1997 se cerró por un plazo de 20 años, en 2010 Rusia y Ucrania firmaron los llamados ‘acuerdos de Járkov’, en virtud de los cuales el contrato de arrendamiento se extiende hasta 2042, con opción de prórroga cada cinco años.