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La aprobación del gobierno cae a 18%

Primera dama de Perú, investigada por lavado de activos

El presidente de Perú, Ollanta Humala, junto a su esposa, Nadine Heredia, fundadora del Partido Nacionalista Peruano. Foto: La Tercera
El presidente de Perú, Ollanta Humala, junto a su esposa, Nadine Heredia, fundadora del Partido Nacionalista Peruano. Foto: La Tercera
10 de junio de 2015 - 00:00 - Por Víctor Vimos, corresponsal en Lima

En 2011, junio fue un mes de alegría desbordante para Ollanta Humala; tras vencer en segunda vuelta electoral a Keiko Fujimori, la Presidencia de Perú pasó a sus manos. Cuatro años después solo quedan los vestigios de esa emoción. Humala inició este junio con un 73% de rechazo popular, ocho puntos porcentuales por encima del índice que tenía en abril. Y el panorama parece empeorar.

A las protestas sostenidas en el sur del país con las que campesinos de la provincia arequipeña de Islay rechazan la explotación minera del proyecto Tía María, y ante las que el gobierno ha reaccionado con represión, causando la muerte de cuatro personas y decretando dos meses de estado de emergencia, se suma la captura y encarcelamiento preventivo de Martín Belaunde Lossio, exasesor de campaña y amigo personal de Humala, acusado de presuntos actos de corrupción por lavado de activos. Estos factores han restado la fuerza de un régimen que, con el 18% de apoyo popular, enfrenta su último año en el poder.

Este panorama se agrava debido a las denuncias que desde la semana pasada tienen a la primera dama, Nadine Heredia, nuevamente en el centro de atención. Un trabajo investigativo de la televisión nacional demostró que, entre febrero de 2013 y agosto de 2014, Heredia habría gastado cerca de $ 38.000 en la compra de objetos de lujo. Ropa, zapatos, carteras, joyas y accesorios de decoración integran la lista de lo adquirido en diversas partes del mundo, aprovechando los viajes oficiales de su esposo y usando una tarjeta de crédito de su amiga, Rocío Calderón, testigo de su matrimonio y actual asesora legal de la secretaría en Palacio de Gobierno.

La pregunta que ocupa la atención nacional apunta a esclarecer cómo, si Nadine Heredia no tiene empleo conocido desde que su esposo asumió el poder, está en la capacidad de gastar esa suma de dinero. Los ojos de la sociedad han apuntado entonces a ese viejo fantasma que persigue a los Humala desde que ingresaron en la arena política de Perú: la financiación extranjera de su campaña.

Desde 2006, año en que el Movimiento Nacionalista se inscribe como partido político, Humala ha negado que el suyo haya sido un proyecto patrocinado con dinero venezolano.

El rechazo ha pasado por momentos álgidos, como los acontecidos el año pasado cuando la Fiscalía especializada en Lavado de Activos halló que, la misma Rocío Calderón y Antonia Alarcón, madre de Nadine Heredia, recibieron, en conjunto, un total de $ 87.451 provenientes de la empresa venezolana Kaymasack SAC, dinero que sería transferido a la cuenta de la actual primera dama, y cuyo origen no ha sido precisado hasta el momento.

La empresa mencionada pertenece a Julio Makaren, acusado por la oposición llanera de ser el testaferro de Diosdado Cabello. “La negativa injustificada de Humala frente a las pruebas fehacientes del apoyo recibido desde Venezuela ha sido el talón de Aquiles del régimen, ahora que las pruebas son irrefutables le ha tocado aceptar ese respaldo, restando cualquier veracidad en su palabra, prácticas de la política tradicional que el proyecto nacionalista buscaba superar”, señala Carlos Mendoza, analista político.

Tras las denuncias que han terminado por llevar a Nadine Heredia a la comisión de fiscalización del Congreso, donde ha sido interrogada sobre el origen de esos fondos, Humala ha tenido que aceptar que, antes de que el Nacionalismo exista como partido político, sí recibieron apoyo de “algunos empresarios venezolanos y del extranjero”, asegurando que eso “no tiene nada de ilegal”.

El artículo 11 de la Ley de Partidos Políticos confirma que, a la fecha de su inscripción, estas organizaciones deberán detallar el movimiento financiero que han tenido años antes de su inscripción.

En esa declaración, hecha el 4 de enero de 2006, el Partido Nacionalista declara sus movimientos económicos en cero. “Esa es una práctica común entre los partidos de este país”, defiende Eduardo Roy Gates, abogado de la primera dama, para después asegurar que no hay manera de probar si ese dinero, recibido al inicio del andar político de los Humala, es el mismo que Heredia ha gastado en lujos personales.

“No soy de izquierda ni de derecha, soy una pragmática, soy de las que han venido a este mundo a resolver”, declaraba el año pasado Heredia para la prensa española. Su carisma y presencia en la palestra pública la llevaron, hasta fines de 2014, a aparecer en la lista de los personajes con mayor intención de voto en una posible competencia por la presidencia. Hoy su nombre es un recuerdo en esa lista. La oposición se ha encargado de avivar los reclamos de aclaración sobre los gastos, apuntando a la falta de coherencia con el discurso social que maneja el régimen.

Las justificaciones con que se ha buscado detener la ola de desprestigio a Heredia no se han hecho esperar. Apenas surgidos los rumores de una ampliación del expediente de investigación por lavado de activos que la enfrentaría nuevamente con los tribunales de su país, Heredia ha salido al paso diciendo que, por sus labores como presidenta del Partido Nacionalista, recibe un sueldo de 6.000 soles ($ 2.000) cada mes.

La justificación no ha sido atinada pues ha enviado enseguida a la prensa del país a revisar, milimétricamente, las cuentas de gasto de los Humala. Sumas y restas de por medio, no hay sueldo que justifique el nivel de gasto que la pareja sostiene.

Judicialmente el caso ha sacudido la atención social. El cambio repentino del fiscal que revisaba esta causa ha generado más de una interrogante acerca de la imparcialidad con la que se puede tratar este tema. A ello se ha sumado la orden de requisar la caja fuerte de Rocío Calderón, en la que se han encontrado joyas y cerca de $ 40.000.

Para que se pruebe que existe lavado de activos deberá demostrarse primero que el origen del dinero depositado desde Venezuela es ilegal. Ahí aparece una gran traba para el objetivo de sentar en el banquillo de los acusados a Heredia. Pero donde las cosas parecen estar resueltas es en el desprestigio popular que su figura enfrenta. “En las contradicciones y ocultamientos que la pareja presidencial ha incurrido, nos demuestran la falta de honestidad frente a los objetivos trazados en su plan de gobierno. Ya se sabía que habían dado un viraje totalmente hacia la política neoliberal, pero ahora se sabe, con pruebas, que hay varias mentiras alrededor de su accionar, algo que los disminuye políticamente de cara a la próxima contienda electoral”, apunta Doris Tolentino, socióloga limeña.

La de Humala es una empresa que se hunde lentamente en el desconcierto, y que tiene un país en vilo esperando que él y su esposa ajusten las cuentas. (I)

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