El presidente sirio, Bashar al Asad, confrontado desde hace 15 meses a una revuelta popular reprimida con la fuerza, afirmó ayer que su país estaba inmerso en “una verdadera situación de guerra” que piensa ganar, según la agencia oficial Sana.

“Vivimos una verdadera situación de guerra. Cuando estamos en una situación de guerra todas nuestras políticas y todos los sectores deben ponerse al servicio de la victoria”, declaró dirigiéndose a los ministros durante la primera reunión del nuevo gobierno sirio.

Más de 15.000 personas, en su mayoría civiles, han perdido la vida en la represión y los combates entre soldados e insurgentes desde hace  15 meses, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió ayer mantener suspendidas las operaciones de los observadores en Siria debido a que la violencia no cesa en ese país, según anunció el propio.

El gobierno de Irak rechazó ayer la injerencia en los asuntos internos de Siria y subrayó que su pueblo es el único que puede decidir el destino del país.