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Siete personas fueron detenidas y cuatro resultaron heridas durante los disturbios

Policía reprime huelga contra Macri

Manifestantes chocan con miembros de la Prefectura Naval Argentina que custodian la entrada del puente Pueyrredon en Avellaneda, Buenos Aires.
Manifestantes chocan con miembros de la Prefectura Naval Argentina que custodian la entrada del puente Pueyrredon en Avellaneda, Buenos Aires.
Foto: AFP
07 de abril de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

Sin ómnibus, trenes, metro, vuelos ni bancos y con la represión con gases lacrimógenos y carros hidrantes por parte de fuerzas de seguridad a un ‘piquete’ en el principal acceso a la ciudad de Buenos Aires, la Confederación General del Trabajo (CGT) realizó ayer el primer y ‘contundente’ paro nacional contra el gobierno de Mauricio Macri en 14 meses de gestión. Como única respuesta, el presidente ratificó el rumbo económico.

La medida, convocada por esa mayoritaria entidad gremial peronista con la adhesión de las dos ramas de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA, de izquierda), tuvo un alto acatamiento y virtualmente paralizó al país austral.

“Ha sido un paro contundente que tuvo un alcance similar en todas y cada una de las regiones de nuestro país. No solo nos acompañaron los trabajadores, sino también los sectores del comercio, las Pymes y todos aquellos sectores que vienen siendo vulnerados por esta política económica y social”, dijo Héctor Daer, uno de los tres jefes de la CGT.

Daer apostó a que el gobierno “tome nota objetivamente de la dimensión del reclamo y se siente a conversar temas de fondo” para que “esta política no siga haciendo decaer” la economía y por ende el empleo y el salario.

Los mayores momentos de tensión se vivieron durante la mañana cuando cientos de militantes de grupos de izquierda cortaron la autopista Panamericana, que comunica la populosa y rica zona norte con la capital. Fuerzas de Gendarmería reprimieron a los manifestantes para desalojar el acceso con golpes, carros hidrantes y gases lacrimógenos. Los manifestantes respondieron con palos y piedras. Hubo siete detenidos y cuatro heridos.

“Fue una brutal represión. Los manifestantes ya habían liberado un carril (de la autopista) cuando los reprimieron. Es muy grave lo que pasó”, denunció la exdiputada del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), Myryam Bregman.

Los cortes de tránsito están prohibidos por ley en Argentina, pero es una práctica habitual en manifestaciones y suelen paralizar el tránsito vehicular a diario. En los últimos años, bajo el gobierno ‘kirchnerista’, aquel mandato evitó reprimir protestas después de que en el 2002, bajo la gestión del expresidente provisional Eduardo Duhalde, la represión de una marcha  causó dos muertos en la zona sur del Gran Buenos Aires.

Pero la Panamericana no fue el único punto de cortes. Manifestantes de izquierda y de movimientos sociales cortaron otros accesos a la capital para impedir la libre circulación de vehículos y hasta la zona del tradicional Obelisco, en el centro de Buenos Aires.

“Posiblemente los que hacen piquetes están desocupados”, dijo Carlos Acuña, otro de los miembros del triunvirato que dirige la CGT. “Hacen los piquetes producto del hambre”, indicó.

La medida tuvo un cumplimiento total en el transporte público. No funcionaron los trenes, los ómnibus de pasajeros ni el metro. “Lo nuestro fue 100 por ciento”, dijo el secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Jorge Fernández. Además la huelga dejó en tierra a 60.000 pasajeros de aviones. Los vuelos que llegaban a Buenos Aires fueron desviados a Montevideo. En las principales ciudades y pueblos del interior el paro tuvo alto acatamiento y las calles lucieron vacías, aunque numerosos comercios abrieron sus puertas.

“Mucha gente tiene voluntad de ir a trabajar, pero no puede por el paro de transporte. El, tema de la adhesión es muy discutible. Estas medidas esconden un mecanismo extorsivo”, afirmó el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.

El encargo de responderle desde la CGT fue Carlos Acuña. “Se está mostrando en todo el país la disconformidad con las políticas de este gobierno. Cuando llegan al poder se olvidan de los trabajadores. El problema es de fondo, es la distribución de la torta de la riqueza”.

Acuña  dijo que “la CGT no se va a cansar de repetir que no estamos promoviendo ninguna fogata social, no queremos que se termine el mandato de nadie. Si quieren encontrar mafiosos busquen en la especulación financiera”, indicó Acuña al rechazar la denuncia de Macri que llamó a combatir las ‘mafias’ del sindicalismo y denunció que dirigentes sindicales y políticos buscan desestabilizar al gobierno en un año electoral.

“Se ha paralizado al país”, dijo el tercer integrante del triunvirato de la CGT, Juan Carlos Schmid. Pero en respuesta al paro contra la política económica, el presidente Macri declaró a la agencia estadounidense Bloomberg que “no hay plan B”. (I)

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