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Policía británica investigada por acusaciones de fraude y racismo

Policía británica en desfile militar.
Policía británica en desfile militar.
Foto: cortesía.
21 de marzo de 2016 - 15:26 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

Las autoridades británicas abrieron esta semana una investigación sin precedentes por supuesto fraude dentro de la Federación de la Policía en Inglaterra y Gales, entidad que ya estaba siendo investigada por racismo institucional.

La pesquisa, que cuenta con la participación de detectives de la Policía de Surrey, busca identificar “potenciales actividades fraudulentas” por parte de la cúpula policial británica.

La Federación de la Policía representa a la gran mayoría de los efectivos policiales en el país, al menos 124.000 agentes en total, y es la que representa legalmente a los policías, como también lidia con el gobierno y otros entes nacionales en asuntos legislativos vinculados con las fuerzas de seguridad.

Tras el escándalo, el vice presidente de la entidad, Will Riches, presentó su renuncia con efecto inmediato, mientras es investigado por irregularidades.

Riches, que se desempeñaba además como sargento de la Policía Metropolitana de Londres, había ocupado el cargo de vice presidente de la entidad desde mayo de 2014, cuando perdió la elección para liderar a la federación.

El ahora saliente directivo se negó a dar explicaciones públicas a la prensa por su renuncia.

Las acusaciones de fraude están vinculadas con cuentas bancarias del Comité Central de sargentos, las cuales fueron utilizadas de forma irregular.

Los investigadores de la causa e inspectores llevaron a cabo pesquisas en la sede central de la Federación policial, en Leatherhead, aunque no se efectuaron arrestos.

Luego de especulaciones en los medios, la Federación de la Policía decidió emitir un comunicado oficial.

“El martes 15 de marzo la Federación de la Policía de Inglaterra y Gales se puso en contacto con la Policía de Surrey para investigar potenciales actividades fraudulentas, vinculadas a las cuentas del Comité Central de sargentos de la Federación”, destacó la nota.

“Estamos cooperando enteramente con la investigación inicial, que busca determinar is se cometieron delitos. Hasta que esa pesquisa sea completada, será inapropiado hacer más declaraciones al respecto”, agregó.

Esta no es la primera vez que la Federación policial de Inglaterra y Gales queda envuelta en serias acusaciones.

Este año, un grupo de entidades benéficas de Bristol, en el sudoeste del país, acusó a la Policía de “racismo institucional y negligencia”, tras la muerte de Biyan Ebrahimi, un refugiado iraní asesinado en esa ciudad inglesa.

El minusválido de origen iraní fue asesinado a manos de su vecino a pesar de sus múltiples denuncias y pedidos de ayuda a la policía local.
Aunque este mes dos agentes policiales han sido sentenciados a prisión, el caso puso en tela de juicio la capacidad de esta fuerza de seguridad para proteger a la población.

El hecho ocurre cinco años después del publicitado asesinato del joven afro-británico Mark Duggan por parte de la policía británica, un polémico incidente que derivó en los violentos disturbios de agosto de 2011 en Londres y en el Reino Unido, siendo hasta la fecha, los disturbios raciales más importantes en el país y en Europa occidental en los últimos años.

Desde su asesinato por la Policía inglesa, la madre y los familiares de Duggan no han cesado en su intento por esclarecer los sucesos en torno a la muerte del joven.

El tiroteo policial que acabó con la vida de Mark Duggan tuvo lugar durante un arresto planeado el 4 de agosto de 2011 cerca de la estación de Tottenham Hale, al norte de la ciudad de Londres, de donde era oriundo el joven de 29 años.

La Policía británica también ha sido acusada de racismo institucional por la muerte en marzo de 2011 de dos ciudadanos afro-británicos, Kingsley Burrell, y el célebre cantante afro-británico de reggae David Victor Emmanuel , conocido en el país como “Smiley Culture”.

Según el Instituto de Relaciones Raciales de Reino Unido, en un estudio publicado en marzo de 2015, “es alarmante” el número de casos de hasta 500 ciudadanos afro-británicos muertos violentamente desde 1990 a manos de la policía británica o estando bajo su custodia, “hechos que se repiten de forma similar año tras año”.

Esta misma institución afirmó además que el racismo institucional “está inoculado internamente en las instituciones británicas, especialmente en la policía”, que al ver a jóvenes afro-británicos solicitar ayuda, “los estereotipa como malos, locos y presumiblemente vinculados con drogas y violencia”. (I)

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