Los exportadores de fruta temen pérdidas de hasta el 30%
Pescadores y agricultores de 3 ciudades peruanas, en alerta por El Niño
Julio es el mes más frío del invierno peruano. Las densas capas de neblina que las olas del océano Pacífico arrastran hasta la costa alejan cualquier posibilidad de brillo solar en ciudades como Tumbes, Piura o Lima.
Pero este año las condiciones del clima son diferentes. De acuerdo al Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), este invierno, iniciado el pasado 20 de junio, estará poblado por días de sol y temperaturas que se elevarán por encima de los 17°C, el promedio de la temperatura local en esta época del año. ¿La razón? La presencia del fenómeno El Niño.
De acuerdo a las primeras estimaciones realizadas por el Senamhi, mayo y junio eran los meses llamados a recibir los efectos del fenómeno climático, cuya presencia -se indicó entonces- sería débil. Setenta días después esas estimaciones se han quedado cortas frente a lo que se pronostica como un impacto entre moderado y fuerte, que azotará las regiones del Perú, según algunas estimaciones, hasta entrado el verano de 2016.
El fenómeno El Niño, propio del calentamiento del océano Pacífico y con presencia directa en la zona intertropical, lleva más de una década sin tocar a Perú con fuerza desmedida. En 1998, y tras torrenciales lluvias, los sembríos de buena parte del norte de este país fueron devastados, algo similar a lo que aconteció en 1983 cuando en regiones como Piura o Tumbes desapareció gran parte de las carreteras a causa del desborde de los ríos.
Hoy se teme que, de repetirse esas magnitudes del fenómeno, varios sectores se vean afectados.
La agroexportación, por ejemplo, es una de las áreas donde mayor cuidado se ha puesto bajo esta perspectiva. Productos como mango, uva, plátano, aguacate y cítricos, tradicionales de la zona norte del Perú, han visto descender su calidad y cantidad debido al aumento de las temperaturas.
Esto representará, según estimaciones optimistas, una pérdida del 30% con respecto al total de ventas del año pasado.
Solo para el caso del mango, al que varias plagas se han sumado debido a la presencia irregular de lluvias, se estima una disminución del 50% en su producción, la mitad de las 516 mil toneladas que se obtuvieron en 2014.
La pesca es otro de los espacios influenciados por este evento climático. De acuerdo al Instituto Geofísico de Perú, las corrientes de agua caliente han hecho que peces como la anchoveta se desplacen hacia aguas frías reduciendo notablemente la posibilidad de obtenerlos. Las aves muertas que han aparecido -desde junio pasado- en diferentes playas de Lima están relacionadas directamente con esta situación.
Tomando en cuenta el aumento gradual en el cambio del clima se ha conformado el Comité Multisectorial encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen), el mismo que se ha puesto a la cabeza de las acciones estatales que buscan alistar a todas las instituciones responsables del cuidado ciudadano para enfrentar los efectos climáticos desprendidos de El Niño.
Estado de emergencia
Una de las acciones puntuales que el Enfen ha dictaminado es la declaración del estado de emergencia en Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Amazonas, San Martín, Áncash, Ica, Arequipa, Cusco, Puno, Junín y Lima, buscando la coordinación inmediata entre distintos sectores para amortizar los eventos desprendidos de las nuevas condiciones del clima.
El Instituto Nacional de Defensa Civil, el Ministerio de Agricultura y Riego, la Unidad Nacional del Agua y el Seguro Social son las instituciones estatales encargadas de coordinar con los gobiernos regionales y locales las acciones a llevar a cabo para evitar que el impacto sea devastador.
Simulacros de evacuación en zonas de riesgo, prevención para la multiplicación de plagas y capacitación permanente a la gente de los sectores de peligro aparecen como las acciones inmediatas a ejecutarse en el campo.
Las voces que llaman a la cautela no han sido más que aquellas que acusan de falta de preparación, de parte del Estado, para enfrentar estas circunstancias.
El Instituto del Mar del Perú, por ejemplo, apuntó a la no preparación para estragos extraordinarios derribados de El Niño como una de las falencias que han llevado, en años pasados, a sufrir de pérdidas materiales y humanas.
El no otorgar la importancia debida a la hora de coordinar acciones conjuntas, así como una correcta administración de los recursos destinados a enfrentar este fenómeno son algunos de los argumentos que están presentes en las críticas.
Los meses avanzan y con ellos la presencia de un fenómeno El Niño cada vez más grande pone a prueba los aprendizajes que años pasados han dejado a los peruanos frente a este tema. (I)