Las lluvias no dejan de caer en Perú y las inundaciones vuelven a cubrir ciudades enteras llevándose la poca calma que, con el paso de los días, se empezaba a sentir. Piura, por ejemplo, vivió la tarde del pasado lunes una de sus peores tragedias en los últimos años. El río que da nombre a la ciudad superó los 2.000 metros cúbicos de agua por segundo, su nivel más alto en toda la historia conocida, luego de que la región soportara lluvia por 15 horas continuas.

Es evidente que se hace frente a una fuerza desmedida de la naturaleza. Con los caudales superando sus índices históricos y con lluvias proyectadas hasta abril. Lo que resta, para los 809 distritos afectados por el temporal en el país, es la esperanza de que la furia de la naturaleza disminuya. Debajo de esa aspiración, aplastada entre la roca y el lodo, reposa la confianza en las tareas de prevención que el Gobierno nacional y autoridades locales han podido desplegar, en los meses pasados, para enfrentar este desastre.

Y es que, con el paso de los días, la tragedia va mostrando las distintas aristas que la engendran. La reducción de presupuestos nacionales y locales para la prevención de desastres naturales, por ejemplo, es una de las más llamativas. Solo entre 2016 y 2017, el 61% del presupuesto total para desastres naturales fue reducido. La razón, de acuerdo con Alonso Segura, exministro de Economía y Finanzas en el gobierno de Ollanta Humala, es la escasa ejecución del presupuesto por parte del nuevo gobierno.

Segura explica que, en el régimen pasado, se recortaron presupuestos ministeriales para hacer frente al fenómeno El Niño, dejando un saldo pendiente de 300 millones de soles ($ 92,75 millones) disponibles para el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. “Al no hacer uso de ese dinero, regresó a los ministerios y se invirtió en otros servicios”.

Pero lo que Segura no dice es que durante el mandato de Humala se redistribuyeron los 3.000 millones de soles ($ 924,6 millones) asignados para prevenir desastres.

De esta cifra apenas se utilizó el 5%, 150 millones de soles. El 95% restante se derivó a otros gastos. El Gobierno solicitó al Congreso que de los 2.850 millones de soles restantes, 1.950 millones se transfirieran a obras de inversión pública, 600 millones a los Juegos Panamericanos y 300 millones se quedaban en el fondo para intervenciones ante la ocurrencia de desastres naturales.

Para el politólogo Carlos Sandoval, ese manejo de los presupuestos destinados a la prevención de desastres es ‘normal’ en la política peruana. “Los gobiernos, nacionales y regionales están pendientes de cómo redireccionar recursos hacia  sus planificaciones, pero lo hacen por demagogia o negociados, lo cual vuelve lamentable el panorama de destrucción que vive el país”.

Las regiones de Ancash, La Libertad, Piura, Lima y Cajamarca son un claro ejemplo de lo que este desbalance entre lo asignado y lo invertido, en el campo de la prevención, puede causar.

Para la región de Ancash, por ejemplo, se asignó, en este año, 27,3 millones de soles ($ 8,35 millones) para tareas de prevención y planificación de contención al desastre natural. De ellos, apenas se invirtieron 0,2 millones de soles. Y el resultado es atroz: 166 distritos ancashinos afectados por las lluvias, cerca de 30.000 damnificados y 2.000 viviendas en precarias condiciones.

Y la lista sigue. En Lima apenas se utilizaron 2,9 millones de soles de los 61,2 millones ($ 18,86 millones) presupuestados para catástrofes. “Es indispensable que se transparenten los usos que se han dado a estos presupuestos. No puede ser que dinero destinado a resguardar la vida y el bienestar de la población sea usado con otros fines”, sentencia Sandoval.

Lentitud, corrupción y falta de operatividad son condiciones que deberá superar el proyecto de reconstrucción en este país. De acuerdo con el vicepresidente, Martín Vizcarra, se proyectan tres años como tiempo límite en las zonas abatidas por las lluvias para que se levanten de entre las ruinas. (I)

Un hombre empuja su triciclo a través del lodo después de las inundaciones causadas por las recientes lluvias en la provincia de Paita, en Piura. Foto: AFP

DATOS

Las regiones de Piura y Lambayeque son las zonas más afectadas durante las emergencias por lluvias e inundaciones en la costa norte.

Los ríos Amazonas, Marañón y Piura se mantienen en alerta roja porque han sobrepasado su nivel crítico de inundación, informó el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN-Mindef).

La tragedia de Piura, que soporta fuertes lluvias hace varias semanas, se agravó cuando la noche del domingo El Niño Costero arremetió con toda su furia con casi 15 horas de precipitaciones provocando el desborde del cauce, que ingresó a la zona urbana de esta ciudad, ubicada a unos 1.000 km al norte de Lima. (I)

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Megaproyectos evitaron severos daños en Ecuador

Ecuador también ha sido afectado por el fenómeno El Niño Costero, sin embargo, la inversión en infraestructura adelantada por el presidente Rafael Correa ha hecho que el impacto sea más leve.

Durante el mandato de Correa, Ecuador invirtió $ 1.200 millones destinados a construir seis megaproyectos hídricos localizados en las provincias de Guayas, Manabí, Santa Elena, Los Ríos y Cañar.

Se desarrollaron los proyectos multipropósito de Bulubulu, Cañar, Naranjal y Chone. Estas obras evitaron pérdidas de casi 131.000 hectáreas por la crecida de los ríos y más de 330.000 habitantes han resultado beneficiados. (I)