Peñalosa, el alcalde que dividió Bogotá entre pobres y ricos
La derecha política regresó a la Alcaldía de Bogotá de la mano de Enrique Peñalosa Londoño, quien ganó las elecciones con 906.058 votos el pasado 25 de octubre. La incertidumbre de los bogotanos es grande, sobre todo por el giro que dará la ciudad después de 3 gobiernos consecutivos de izquierda.
Peñalosa ocupa por segunda ocasión el cargo de alcalde, pero para muchos ciudadanos ese recuerdo no es grato cuando llegó a la sede de gobierno en 1997. Bajo su administración se expandió un poco la infraestructura de la ciudad, comenzó a desarrollarse el servicio de transporte masivo denominado Transmilenio, pero con la disculpa de mejorar una zona para la gente, fueron las empresas privadas quienes verdaderamente aprovecharon los contratos de la Alcaldía.
Para el analista de la Universidad Nacional Bernardo Rodríguez, “Peñalosa en 1997 fue quien más dividió los estratos sociales de la población, con los pobres en el sur de la ciudad y los ricos en el norte. Su ejecución en materia social fue triste, ya que crecieron las diferencias, no solo en la calidad de vida sino en la falta de oportunidades para los trabajadores ya que atacó la ocupación del espacio público”.
Por su parte César Giraldo, director del grupo de socioeconomía Instituciones y Desarrollo del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, sostiene que “si algo caracterizó la primera alcaldía de Enrique Peñalosa fue su decidido empeño por rescatar el espacio público, un hecho que, aunque fue bien recibido por el grueso de la población, llevó a una difícil coyuntura con los vendedores ambulantes”.
Giraldo considera que este tema volverá a producir polémicas en la ciudad, debido a que los comerciantes informales temen una nueva ola de medidas en su contra con la entrante administración.
Malos recuerdos
“Los bogotanos aún recuerdan que en el primer mandato de Peñalosa se llevó a cabo un desalojo violento de los vendedores ambulantes; incluso, se utilizaron buldóceres para derribar sus casetas. La pregunta es si él continuará con esa política o reconocerá a esta población como un actor con el que se debe llegar a acuerdos”, dice el economista del Fondo de Cultura Económica (FCE).
En su opinión, la dificultad radica en que siempre se ha considerado a los vendedores ambulantes como un problema relacionado exclusivamente con el espacio público y no como un fenómeno social dado por las dinámicas económicas de la sociedad colombiana.
El profesor Giraldo recuerda que en el espacio público del Distrito Capital trabajan aproximadamente 140.000 personas y que unas 700.000 (familiares de los vendedores) dependen de esos ingresos para subsistir. “El próximo Gobierno distrital deberá reconocer todo el contexto social que rodea a estos ciudadanos y diseñar soluciones que no los criminalice. Sin embargo, no hemos visto que se haya pronunciado sobre el tema”.
Por otro lado, el investigador considera que otro tema que estará bajo lupa es el de los recicladores, luego de que la Corte Constitucional dejara en firme la decisión de la Superintendencia de Industria y Comercio de desmontar el actual esquema de recolección de basuras. Aunque el fallo pide prestar especial atención a las condiciones de los recicladores, hay preocupación en el gremio ante el escenario de libre competencia que habrá con el futuro diseño de manejo de basuras.
Giraldo explica que la administración de Gustavo Petro creó un plan de reciclaje de basuras donde le dio a la población recicladora de oficio un acceso seguro a recursos económicos. Esto implicó establecer la empresa pública Aguas de Bogotá, para poderles pagar una tarifa; ese esquema llevó a una confrontación con las entidades de servicios públicos y la Procuraduría, porque se afirmó que atentaba contra la libre competencia. “Sería bueno saber cómo procederá la administración de Peñalosa con este tema, que es una de las conquistas de la población recicladora”, se preguntó el analista.
De otro lado, la política educativa implementada en la administración de Petro ganó una alta cuota de legitimidad hace dos semanas, cuando una comisión evaluadora de la Unesco calificó 4 programas claves como un hito internacional.
Entre esos estaba la jornada extendida (conocida como 40 por 40), que Peñalosa ha prometido convertir en una jornada completa para todos, si se tiene en cuenta que de los casi 900.000 estudiantes matriculados, hasta ahora beneficia a 255.000.
Otro logro social del exalcalde Petro, es el programa de Familias en Acción, mediante el cual logró que cerca de 750.000 personas de pocos recursos recibieran alimentación y sostenimiento.
Contará con aliados políticos
De los 45 concejales, Peñalosa contará seguramente con los 9 de Cambio Radical, los 6 del Centro Democrático, los 3 conservadores y al menos 2 de los 6 verdes. Son 20, que probablemente serán reforzados por las bancadas de La U (4) y Opción Ciudadana (1).
La oposición oficialmente estará en manos del Polo (4) y Progresistas (1) que, siendo minoría, difícilmente tendrán opción de bloquear algún proyecto. Donde sí es posible que el nuevo alcalde encuentre resistencia política es en los sindicatos. En el del Acueducto, por ejemplo, hay prevención por lo que llegue a hacer, teniendo en cuenta que el mandatario se mostró en contra de la inclusión de cerca de 1.600 empleados de planta a finales del año pasado. (I)