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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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Especial coronavirus

¿Qué ha hecho el mundo para merecer esto?

¿Qué ha hecho el mundo para merecer esto?
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Este guion no lo escribe Pedro Almodóvar, por desgracia. La autoría es del poder, o sea, los mercados. Un virus de dudoso o desconocido origen generó el caos global y mostró al mundo y a la humanidad más desnudos que a Adán y Eva en el paraíso.

Más allá de que algunos países están mejor plantados para esta guerra contra el “enemigo sin rostro”, no hay gobierno ni potencia que se encuentre a salvo de los efectos devastadores de la pandemia.

Durante las últimas semanas, los resultados diarios de Wall Street y de las distintas bolsas de valores en el mundo le dieron lugar al número de muertos y de infectados en cada país. Mientras tanto, las imágenes dantescas alimentan el pánico y el temor, hasta convertir a la Tierra en un pandemónium inimaginable.

Pero se llegó hasta aquí, no por obra y gracia del destino, sino del desatino. Esta vez la tragedia carece de ideología y el dolor se socializa con la velocidad que nos permite el ciberespacio. La crisis encontró al mundo desprevenido y con una serie de gobernantes al frente que carecen de las herramientas y de ideas necesarias para sacarlo del marasmo.

En un primer paneo, solo aquellos países donde la disciplina sostiene su cultura (China o Corea del Sur) salieron rápido y con mejores resultados. El resto, en mayor o menor medida, sufre los embates del coronavirus con armas inútiles y obsoletas.

Las consecuencias de haber cedido las decisiones en los mercados y de haber debilitado el accionar de los Estados en áreas básicas, como la salud, están a la vista.

Se puede comenzar por la primera potencia mundial. Estados Unidos, donde Donald Trump confirmó finalmente todas las dudas que generaba su liderazgo cuando llegó a la Casa Blanca en 2017. Sobran las evidencias que el presidente estadounidense desoyó todos los consejos y alertas de sus colaboradores y de las agencias de inteligencia, desde por lo menos finales de enero, en cuanto al advenimiento de la pandemia.

Lo preocupaba sobremanera la economía que comenzaba a repuntar en un año electoral, como da cuenta una investigación reciente de The New York Times. El resultado, momentáneamente, está a la vista en la Gran Manzana, con sepulturas comunitarias y con el Queens, el barrio donde viven más latinos por metro cuadrado.

Las víctimas ya superan los 20.000, según el seguimiento que viene realizando la Universidad Johns Hopkins, superando a Italia, en esta suerte de Olimpiada de la muerte.

La dejadez de Trump y un sistema de salud público diezmado se confabularon para alcanzar el podio. A esto se le agrega la recesión económica mundial. En Estados Unidos esperan la pérdida de entre 17 y 20 millones de puestos de trabajo en los próximos meses, según David Shulman, economista jefe del programa Anderson, de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA). Solo en las últimas dos semanas cerca de 10 millones de personas tramitaron la solicitud de desempleo.

La Reserva Federal (FED) actuó rápido. En marzo bajó la tasa de interés entre el 0 y el 0,25% y preparó un paquete de $ 700 mil millones para atacar los efectos devastadores del covid-19. Nadie se anima a apostar si será suficiente.

Pero si en Estados Unidos llueve, por Europa no escampa. La canciller Ángela Merkel recibió el pasado jueves en su despacho de la Kanzleramt un informe de su equipo económico en el que la economía alemana caería hasta 4,3 por ciento del PIB este año y hasta 6 por ciento durante 2021.

El Bundesbank ya lleva destinados 500 mil millones de euros para frenar la crisis, mientras que la Unión Europea (UE) estudia acciones conjuntas para paliar la recesión que en algunos países, como Italia o España (a la cabeza de cantidad de víctimas por el virus), podría caer hasta el 10 por ciento durante este año 2020.

El descalabro social y económico que se avecina es tal que el mundo está obligado a ser reseteado a como dé lugar. Fue el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza, quien aportó la idea más creativa en tiempos de pandemia: “La banca, que está estabilizada, tiene la ocasión de retribuir a los portugueses lo que ellos contribuyeron para hacer viables los bancos”.

Una situación que no es muy distinta ni en el resto de Europa ni en Latinoamérica, si se revisa la historia de las últimas dos décadas nada más. Pero por aquí abajo, si hay ideas innovadoras para que el esfuerzo ante tamaña crisis no caiga en los de siempre, las clases bajas y medias de las sociedades, se callan o se obvian.

El mundo llegó a esta situación, donde hasta las libertades individuales están en franco retroceso, por lo que se hizo hasta aquí históricamente y por lo que no se hizo. Por haber abusado del modelo de acumulación de riquezas y haber desprotegido a los Estados a los que ahora, distintos sectores económicos le reclaman una ayuda que, por ejemplo, en nuestros países, carecen.

Por haber llevado al límite la capacidad del planeta y pauperizar cada vez más al individuo. Ahora, obligado al reseteo del planeta, habrá que ver quién es el guionista de esta nueva historia, ya que al mercado, como quedó en evidencia en estas semanas, se le acabaron las ideas. (O)

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