Palmira, la perla del desierto sirio en manos del Estado Islámico (Galería)
El grupo Estado Islámico (EI) se apoderó este jueves de la totalidad de la histórica ciudad de Palmira, en el desierto sirio, haciendo temer la destrucción de sus tesoros arqueológicos por parte de los yihadistas.
De esta manera, el EI controla "ya más de 95.000 km2 en Siria, el 50%" del país, señaló el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Los yihadistas "están en todos lados en Tadmor (nombre árabe de Palmira), también junto al sitio arqueológico" situado en el suroeste de la ciudad, dijo Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
El régimen reconoció su derrota a través de la agencia oficial Sana, asegurando que las tropas leales a Damasco "se retiraron tras la entrada de un gran número de terroristas del EI" en la ciudad.
Según el OSDH, las tropas del régimen sirio se retiraron de sus posiciones dentro y en la periferia de la ciudad, abandonando puestos militares en la Badiya (desierto sirio), en el aeropuerto militar y en la prisión, en la que los yihadistas entraron por la noche.
Abdel Rahman indicó que una parte de los habitantes de la ciudad se habría desplazado a Homs, capital de la provincia central del mismo nombre, de la que forma parte Palmira mientras que otros habrían permanecido en sus casas. La agencia Sana aseguró que la mayoría de los civiles habían sido evacuados.
Además de controlar la mitad del país, el grupo yihadista se ha apoderado de la totalidad de los campos petrolíferos y de gas en Siria, tras la toma de dos instalaciones de gas cerca de Palmira.
El EI ya tiene la mayor parte de las provincias de Deir Ezzor y Raqa (norte), y una fuerte presencia en Hasaké (noreste), Alepo (norte), Homs y Hama (centro).
En un video difundido en línea, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, advirtió de que "toda destrucción en Palmira sería no solamente un crimen de guerra, sino también una enorme pérdida para la humanidad" y reiteró su llamada al Consejo de Seguridad de la ONU para que se implique.
La captura "avergüenza a la comunidad internacional que se ha quedado de brazos cruzados ante la infiltración del EI en la ciudad histórica más célebre del mundo", escribía el jueves Al Watan, diario sirio próximo al poder.
Desde el inicio de la ofensiva el 13 de mayo, la batalla de Palmira ha dejado 462 muertos, según un balance del OSDH: 71 civiles (muchos ejecutados por el EI), 241 soldados sirios y 150 yihadistas.
La perla del desierto
Situada a 210 km al noreste de Damasco, Palmira es un oasis cuyo nombre apareció por primera vez en una tableta hace 4.000 años, y que fue lugar de tránsito de las caravanas entre el Golfo y el Mediterráneo, así como una etapa en la Ruta de la Seda.
Palmira (Ciudad de las Palmeras) conoció un notable auge con la conquista romana, a partir del siglo I antes de Cristo.
Fue un lugar lujoso y exuberante en pleno desierto, gracias al comercio de especias y perfumes, de seda y de marfil. En el año 129, el emperador romano Adriano la convirtió en ciudad libre y tomó el nombre de Adriana Palmira. Fue en aquella época cuando fueron construidos los principales templos, como el de Bel, o el Ágora.
La trinidad integrada por el dios babilonio Bel, equivalente de Zeus, de Yarhibol (el Sol) y Aglibol (la Luna) era venerada en esta ciudad antes de la llegada del cristianismo en el siglo II después de Cristo.
En el siglo III, aprovechando las dificultades del Imperio Romano, la ciudad se convierte en reino, y la bella Zenobia en su reina.
En 270, Zenobia conquista toda Siria, una parte de Egipto y llega incluso a Asia menor. Pero el emperador romano Aureliano reconquista la ciudad, Zenobia es conducida a Roma, y Palmira conoce su declive.
Antes del inicio de la crisis en Siria en 2011, más de 150.000 turistas visitaban la ciudad de las 1.000 columnas, con sus estatuas y su formidable necrópolis de 500 tumbas, donde los ricos palmiranos construyeron una serie de monumentos funerarios suntuosamente decorados, muchos de los cuales han sido recientemente saqueados.
El más bonito lugar de Siria exhibe los estigmas -caída de columnas y capiteles corintios- dejados por los combates que libraron entre febrero y septiembre de 2013 los rebeldes y el ejército.
Según el gobernador de la provincia, la ciudad intramuros tiene unos 35.000 habitantes y desplazados, que se han instalado en ella desde el inicio del conflicto. A falta de turistas, la mayoría de sus habitantes están desempleados. (I)