Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña reclamaron una aplicación rápida de los acuerdos de la cumbre de Bruselas del 21 de julio sobre la crisis y zona euro, uniéndose a España y a las instituciones europeas, que se expresaron de la misma manera la víspera.

En la cumbre, los dirigentes europeos acordaron un nuevo paquete de ayudas a Grecia (más de 100 mil millones de euros), el primero de los tres países de la zona euro rescatados, además de Portugal e Irlanda, y dotar de mayores competencias el fondo de rescate creado para apoyar a los países en apuros. 

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reconoció ayer que estos acuerdos no han causado los efectos esperados.

“Las instituciones europeas trabajan día y noche para que los acuerdos de aquella cumbre estén listos a principios de septiembre”, expresó el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, que recordó que los 17 países de la zona euro deben ratificar estas nuevas medidas para que entren en vigor y pidió a los mercados paciencia.

“Las turbulencias actuales no solo afectan a Europa, tienen una dimensión global con repercusiones globales. Una coordinación política internacional a través del G7 y el G20 es de crítica importancia, dijo en Bruselas Olli Rehn, que interrumpió sus vacaciones debido a la crisis.