El presidente Barack Obama y Mitt Romney retomaron ayer su campaña política en los estados clave estadounidenses para convencer a los votantes indecisos a 20 días de las elecciones presidenciales, y tras el segundo debate del martes que aumentó la tensión para los comicios.

En una hora y media, y delante de decenas de millones de televidentes, el presidente y su rival republicano mantuvieron una discusión sin tregua, marcada por el notable impulso de Obama tras un flojo primer debate a principios de octubre, en Denver.

Ocho horas después del segundo cara a cara en la Universidad de Hofstra, en Nueva York, y de que los sondeos le concedieron una victoria, el mandatario retomó ayer su campaña y viajó a Iowa, otro territorio potencialmente decisivo.

Por su parte, Romney, que durante el debate fue poco específico sobre sus planes de reducción de impuestos y déficit, ayer era esperado en Virginia para dos reuniones públicas. El último debate, previsto para el próximo lunes en Florida, estará dedicado a la política exterior.