La oficialista Central de Trabajadores de Argentina (CTA), a 10 años del rechazo regional al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la cumbre de Mar del Plata, está “alerta” ante un eventual triunfo del candidato de la alianza derechista Cambiemos, Mauricio Macri, en el balotaje del próximo 22 de noviembre. Así lo afirma el titular de la central obrera, Hugo Yasky.

¿Qué está en juego en el histórico balotaje del 22 de noviembre?

Están en juego las conquistas sociales logradas en estos 12 años en los que, además del empleo y el salario, hemos recuperado el Estado que rompió el dogma de que el mercado era el que tenía que definir las políticas y rumbos económicos y sociales del país.

¿Cuáles son esas conquistas?

Recuperamos el sistema jubilatorio. Se lo arrancamos a los que se habían apoderado de él para convertirlo en un negocio privado. Lo mismo con la energía (la nacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales) y Aerolíneas Argentinas. También la unidad que conseguimos en América Latina. Hace 10 años rechazamos el ALCA y eso significó iniciar un trabajoso proceso de construcción de unidad regional. Ese es un requisito sine quanon para que las naciones puedan construir una plataforma común para tener margen de independencia en esta convivencia desigual con Estados Unidos, que actúa como potencia imperial y quiere poner a la región como si fuera su patio trasero. Pero hay también otras cosas en juego, como la continuidad de la política de juicios a genocidas y el clima de paz social que tiene Argentina que se vería alterado si, como anuncian los economistas de Macri, se toman medidas como una devaluación o el ingreso de mercaderías del exterior bajando barreras arancelarias o la creación de una suerte de paraíso financiero. Esto sería igual a recesión, desocupación y caída del salario. Y tendría una contestación inevitable y necesaria de los sindicatos y el clima social no sería el que tenemos. Hace rato que no vemos en Argentina el pueblo en la calle reclamando y lo volveríamos a ver pronto.

¿El movimiento obrero argentino está preocupado?

Sí, por supuesto. Esto genera preocupación porque la derecha ha tenido tradición revanchista, un revanchismo social que ha aplicado muchas veces. Eso generaría, hasta en los votantes del propio Macri que están dispuestos a  dispararse en el pie, un reclamo airado.

¿Cuál es la agenda pendiente que deja el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner?

Nosotros esperamos un triunfo de Scioli para avanzar con esa agenda pendiente. En concreto hablamos de la reducción del trabajo informal, que es alto, del 35%. Hay que ir por una ley para reducir el margen de abuso de la tercerización del empleo, al que apelan empresarios, y plantearse en el horizonte una reforma tributaria para que en el país paguen más los que más tienen, lo que hasta ahora no sucede. Los impuestos que más recaudan son recesivos, como el IVA y Ganancias. Hay que avanzar con algunas reformas que tienen que ver con una distribución justa de los recursos nacionales.

¿Argentina tiene hoy 5 centrales sindicales, dos oficialistas y tres opositoras. De hecho, la CTA está dividida. ¿Se puede esperar la unidad en el corto plazo?

Creo que, en caso de un triunfo Macri, sí. Hay una frase que lamentablemente se hizo célebre. Jorge Luis Borges hablaba de la unidad por el espanto. Creo que la unidad de movimiento obrero, si bien hay pequeños sectores que decidieron increíblemente marchar detrás de Macri, se haría realidad rápidamente en caso de que la derecha avanzara en la línea que hoy plantean sus economistas.

Los sondeos dan como favorito a Macri. ¿Cómo se preparan para defender a los trabajadores?

Vamos a respetar ese mandato y esperar a conocer las medidas, pero que se respeten los derechos de los trabajadores. Seremos interlocutores de las autoridades. Y si surgen acciones que hagan retroceder las conquistas laborales, los trabajadores se encargarán de darnos su mandato para comenzar la lucha.

¿Usted piensa que un hipotético triunfo de Macri podría actuar como un efecto dominó en otros países de la región en manos de gobiernos progresistas?

La derecha está en estado de hiperactividad en Brasil, Venezuela y otros países del área. Esto evidentemente enciende las luces de alarma, en caso de un triunfo en Argentina. Los ataques contra Dilma Rousseff seguramente se estimularían. Podríamos hablar también de otros países de la región. Argentina es un país que lamentablemente ha tenido una tradición, en especial de su clase dominante, de pretender existir mirando a Europa y Estados Unidos, dándole la espalda a América Latina. Y hoy por hoy la derecha plantea que eso sería un valor agregado. Y el que llegue primero a Washington en entregar la ruptura del eslabón latinoamericano tiene premio. (I)