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Peskov rechaza que el gobierno ruso ofreció información de Clinton

Nominado de Trump para FBI promete imparcialidad

Christopher A. Wray testifica durante su audiencia de confirmación ante el Comité Judicial del Senado en Washington.
Christopher A. Wray testifica durante su audiencia de confirmación ante el Comité Judicial del Senado en Washington.
Foto: AFP
13 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Mundo

Christopher A. Wray, candidato del presidente Donald Trump para asumir la dirección del FBI (policía federal de Estados Unidos), dijo ayer ante el Senado que si el mandatario republicano intentaba sabotear una investigación, trataría de convencerlo de no interferir.

De acuerdo con el texto preliminar divulgado antes de su testimonio frente al Comité de Asuntos Judiciales del Senado, Wray señaló que “si me dan el honor de conducir esta agencia, nunca permitiré que el trabajo del FBI sea conducido por algo que no sean los hechos, la ley y la búsqueda de una justicia imparcial” evitando las influencias políticas sobre la organización.

Wray, exfuncionario de alto rango del Departamento de Justicia, fue nominado después de que Trump despidió abruptamente al director del FBI, James B. Comey, en mayo. Esto, en medio de una investigación de la organización sobre posible confabulación entre los miembros de la campaña de Trump y Rusia para interferir en las elecciones presidenciales de 2016, en la que los republicanos obtuvieron el mandato.

Poco después de ser despedido, Comey afirmó ante el Comité de Asuntos Judiciales del Senado que en una reunión en la Casa Blanca el presidente Trump trató de persuadirlo de que en su investigación dejara tranquilo al general Michael Flynn. Este militar fue nombrado por el mandatario como asesor de Seguridad Nacional.

Posteriormente perdió el cargo por ocultar sus contactos con funcionarios rusos antes de asumir su puesto.

Ante este contexto, los comentarios de Wray son importantes ante la preocupación de los senadores sobre su capacidad de ser un líder independiente, resistente a las presiones políticas, incluso si vienen desde la Casa Blanca.

Su testimonio se da un día después de que Donald Trump Jr., hijo del presidente estadounidense, publicó en su Twitter los correos en los que pautó una cita con la abogada rusa Natalia Veselnitskaya bajo la promesa de recibir información incriminatoria sobre Hillary Clinton y que beneficie a la campaña política de su padre. De acuerdo a analistas legales del diario The Washington Post esto cruzó la línea legal en connivencia con Rusia.

Por su parte, Dmitry Peskov, portavoz del presidente de Rusia, Vladimir Putin, informó ayer que la administración rusa no estaba al tanto de la mencionada reunión y calificó de “absurdo” el hecho de que el hijo de Trump diga que consideró a esta abogada como una emisaria de su gobierno.

Peskov también desmintió que el Kremlin estuviera en contacto con el millonario ruso Aras Agalarov, que, según uno de los e-mails hechos públicos, disponía de información comprometedora para la campaña de Clinton.

Las revelaciones sobre la cita del hijo del mandatario y la abogada rusa ocurren cuando los fiscales federales y los investigadores del Congreso exploran si la campaña republicana coordinó y alentó los esfuerzos rusos para intervenir en la elección y así derrocar a la candidata demócrata, Hillary Clinton.

La investigación sobre Rusia no es “caza de brujas”

La investigación en marcha en Estados Unidos sobre el eventual rol de Rusia en las elecciones presidenciales del año pasado no es una “caza de brujas”, dijo ayer Wray.

Durante la sesión para su confirmación ante el Senado, Wray dijo no creer que Robert Mueller, fiscal especial designado para investigar el caso, “esté conduciendo una caza de brujas”. El presidente Donald Trump usó esa frase en Twitter para referirse sobre la indagación.

La interminable controversia sobre el rol de Rusia en la campaña electoral del año pasado representa un continuo dolor de cabeza para la Casa Blanca. El general Michael Flynn perdió su cargo como asesor de Seguridad Nacional por ocultarle al vicepresidente Michael Pence sus contactos con diplomáticos rusos.

Más tarde, el director del FBI, James Comey, perdió el cargo y hasta el fiscal general y secretario de Justicia, Jeff Sessions, tuvo que recusarse de cualquier vínculo con investigaciones sobre el asunto.

En ese marco, el Departamento de Justicia nombró a Mueller como fiscal especial para conducir las investigaciones.

Christopher A. Wray, de 50 años, encabezó la división criminal del Departamento de Justicia de 2003 a 2005, en el mandato del entonces presidente George W. Bush y cuando Comey era, como fiscal general adjunto, el “número dos” de la agencia.

Sin embargo, su paso después de los ataques terroristas de 2001 por la administración de Bush hijo podría reanimar los debates pasados sobre malos tratos a los detenidos, los derechos civiles y la independencia de los fiscales.

El candidato de Trump está altamente considerado tanto por los demócratas como por los republicanos. (I)    

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