Niño judío descuartizado en Nueva York fue drogado y asfixiado
El niño judío de ocho años que apareció descuartizado en el barrio neoyorquino de Brooklyn y cuya muerte ha conmocionado a la ciudad fue drogado con múltiples medicamentos y después asfixiado por su agresor, detalló este miércoles en un comunicado el Instituto Forense de Nueva York.
En un breve informe forense se detalla que el menor, Leiby Kletzky, fue intoxicado por los efectos combinados de ciclobenzaprina (relajante muscular), quetiapina (antiséptico), hidrocodona (analgésico) y acetaminofeno, para después ser asfixiado, por lo que se determinó de manera oficial que fue asesinado.
El miércoles de la semana pasada la policía detuvo a Levi Aron, también judío ortodoxo, tras encontrar en la nevera de su apartamento parte de los restos del cadáver descuartizado del niño, que llevaba dos días en paradero desconocido, junto a varios cuchillos ensangrentados.
Horas más tarde los investigadores localizaron en un contenedor de basura del barrio de Sunset Park, a unos cuatro kilómetros de la vivienda del sospechoso, una maleta con restos humanos envueltos en bolsas de plástico.
Aron, a quien la Fiscalía de Brooklyn presentó cargos de asesinato un día después de la detención, declaró en una confesión por escrito a la que tuvo acceso la cadena de televisión NBC que entendía que lo que hizo "puede estar mal" y que sentía "el daño causado".
En esa confesión el acusado detalló que el niño le paró el lunes de la semana pasada en la calle para pedirle ayuda porque estaba perdido y entonces le ofreció acompañarle a casa, pero después cambió de opinión y se lo llevó a una boda a las afueras de la ciudad.
Siempre según esa confesión, el niño se quedó dormido y pasó la noche en el apartamento de Aron, y a la mañana siguiente se quedó "viendo la televisión" mientras él se marchó a trabajar.
Cuando más tarde regresó al domicilio y descubrió que había tanta gente buscando al menor le entró un ataque de "pánico" y lo mató, según el testimonio del acusado, que ha sido colocado bajo la vigilancia de la unidad antisuicidios penitenciaria.
"Tenía miedo de llevarlo de vuelta a su casa. Entonces fui por una toalla para ahogarlo en la habitación. Él trató de defenderse un poco hasta que dejó de respirar", indicó el acusado, de 35 años, en esa confesión por escrito.
El asesinato del niño conmocionó a toda la ciudad de Nueva York, pero especialmente a la comunidad judía ortodoxa de Borough Park, el barrio donde vivía el menor, que se congregó el miércoles de la semana pasada para acompañar a la familia en el funeral del pequeño.