Las protestas contra las reformas a la seguridad social aprobadas por el Gobierno de Nicaragua, desarrolladas durante la semana anterior, han provocado la muerte de 10 personas y 88 heridos, varios de ellos de gravedad.

Según el reporte de diario El País, el gobierno de Daniel Ortega se había comprometido a dialogar para tratar de frenar las medidas de hecho.

Horas después de que hiciese ese supuesto gesto, envió tropas del Ejército a la ciudad de Estelí –localizada a 185 kilómetros de Managua–, convertida en uno de los focos de las protestas.

Imágenes de los medios locales mostraron enfrentamientos entre oficiales antidisturbios y manifestantes, e incendios en la ciudad que, hasta hace una semana, era considerada bastión del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Mientras tanto, la Conferencia Episcopal de Nicaragua emitió durante la madrugada del sábado un comunicado condenando la represión contra los manifestantes y exigió al Gobierno derogar las reformas al Seguro Social.

“Exhortamos a las autoridades del país a escuchar el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores que se han pronunciado al respecto de las reformas y derogarlas”, se lee en el comunicado de los obispos.

Por transmitir las manifestaciones, 4 medios televisivos independientes fueron bloqueados por el Gobierno el jueves. Un día después solo uno continuaba fuera del aire.

Al menos 9 reporteros resultaron heridos en las protestas, según el Comité para la Protección de Periodistas, con base en Nueva York (Estados Unidos). No ha habido hasta ahora datos oficiales de detenidos.

El Gobierno y la Policía se han limitado a informar que, entre jueves y viernes, 28 agentes han resultado heridos por “grupos de vándalos que realizaban tranques (bloqueos) en la vía pública y daños a la propiedad privada y pública”. (I)