Música clásica llenó el silencio antártico en el bicentenario uruguayo
Tras varios aplazamientos por problemas climáticos y mecánicos, el Conjunto de Cámara del Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y Espectáculos (Sodre) de Uruguay llenó con sus notas el habitual silencio antártico al conmemorar con un concierto inédito el bicentenario de la independencia del país.
La base José Artigas, bautizada así en nombre del libertador uruguayo, fue este fin de semana el escenario de esta curiosa iniciativa, a la que acudió medio centenar de espectadores, todos ellos militares y científicos de esas instalaciones y las colindantes, como la base chilena Presidente Eduardo Frei y de la rusa Bellinghauser.
Los invitados, al igual que los anfitriones uruguayos, no contaban en sus bases con sus uniformes de gala, por lo que llegaron a la velada con las habituales gruesas ropas que son indispensables en esos confines blancos, explicó hoy a Efe el jefe de la Base José Artigas, el comandante Longino Sosa.
Los que sí acudieron con sus trajes de etiqueta fueron los músicos del Conjunto de Cámara del Sodre, que tocaron piezas de Schubert, Vivaldi, Bocherini, Rodríguez Barilari, Cortinas, Fabini, Moreira, Piazzolla, Parra, Gardel, Juárez y Matos Rodríguez, detalló Sosa en un breve contacto telefónico.
Debido a las condiciones meteorológicas, la actuación no se pudo realizar a la intemperie, algo que pese a la hora del concierto, las diez de la noche del viernes, hubiese sido posible sin luz eléctrica por la claridad característica de los interminables días del verano antártico.
A la hora del recital había vientos de sesenta kilómetros por hora que transformaban la temperatura reinante, de tres grados bajo cero, en una sensación térmica de menos veinte, por lo que los músicos tuvieron que tocar sus instrumentos bajo techo, dentro de la base y con calefacción.
Sosa asegura que "fue un concierto muy lindo, que deleitó a todos", gracias sobre todo al escenario, que hizo del espectáculo algo inolvidable.
"El silencio es una de las cosas más lindas acá. El entorno es algo único, indescriptible en cuanto a la naturaleza, y ese silencio es parte del entorno. No hay ruidos de motores y si hay viento no hay ruido de árboles. La música se escucha mejor así, porque los sonidos se propagan fácilmente", relató.
Además de la música hubo un vino de honor, unas "empanaditas" y tablas de embutidos. Y todo en apenas tres horas y media, el tiempo en que permanecieron los músicos en el continente antártico.
Aterrizaron a las 21.00 del viernes procedentes de la localidad chilena de Punta Arenas, un punto habitual de partida de las aeronaves que van a la Antártida, y se retiraron del lugar a las 00.30 horas del sábado.
La estancia, que inicialmente iba a ser de dos días, se acortó en parte por el temor de los músicos viajeros a que los problemas para llegar allí se repitieran al volver y no pudieran celebrar la Navidad en sus casas.
La fecha inicial del concierto, el domingo día 11 de diciembre, tuvo que posponerse varios días debido al mal tiempo y a los problemas mecánicos del Hércules de la Fuerza Aérea Uruguaya que debía trasladar a la orquesta desde Punta Arenas hasta la Antártida.
Como el aparato estaba en mantenimiento, los músicos permanecieron primero en la localidad chilena más tiempo del previsto y finalmente hubo que recurrir a un vuelo de una empresa turística especializada para desplazarse hasta la base.
"Las condiciones iban cambiando constantemente. Venían desde hacía varios días diciendo que el concierto iba a ser el martes, luego el miércoles, luego el jueves" pasados, se excusó Sosa, que hace una semana había asegurado que el recital iba a ser este domingo.
La delegación de 10 personas que estuvo en la Antártida contó con los músicos Víctor Szilagyi y Juan Cannavó (violines), Gerardo Moreira (violoncello), Julián Bello (piano), Gian Di Piramo (viola) y Germán Alvarez (contrabajo), además del coordinador del conjunto, Juan Pedro Barbat.