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Muere el último veterano de la I Guerra Mundial

Muere el último veterano de la  I Guerra Mundial
06 de mayo de 2011 - 00:00

El último combatiente  que quedaba vivo de la I Guerra Mundial falleció ayer  en Australia a los 110 años.
Se trata del británico Claude Stanley Choules, quien murió     en una residencia de ancianos de la ciudad de Perth, Perth (oeste), indicó Australian Broadcasting Corporation (ABC, canal público).

Choules se convirtió en el último   de los 70 millones de soldados movilizados durante el primer conflicto mundial. El estadounidense Franck Buckles falleció en febrero pasado en EE.UU. Tenía también 110 años.

Nacido en 1901, con apenas 14 años  Choules se enroló en la Marina del Reino Unido poco después de que este declarara la guerra a Alemania, y a bordo del destructor “HMS Revenge” fue testigo de la rendición de la flota alemana en 1918.

Luego emigró a Australia, en cuyas Fuerzas Armadas sirvió durante más de cuatro décadas, y en 2009 publicó sus memorias, tituladas “El último de los últimos”.

El veterano de guerra parece haber pasado por la vida dando grandes zancadas y adelantándose a los acontecimientos. Aparte de sus 110 diez largos años de existencia, el hombre estuvo casado con la misma mujer por 76 años, Ethel, quien falleció hace tres, informó la BBC de Londres.

Choules  expresó que recordaba la I Guerra Mundial como una vida “áspera”, marcada por algunos momentos de peligro extremo.

Tras el conflicto bélico,  Claude Choules trabajó en el mantenimiento de la paz en el Mar Negro y en 1926 fue destinado como instructor a un depósito naval cerca de Melbourne, en Australia. Fue en la travesía por mar hacia ese país cuando conoció a quien sería su futura esposa.

Después de transferirse a la Real Armada Australiana,  el británico tuvo a su cargo una tarea ingrata durante la II Guerra Mundial, la que quedó, afortunadamente, sin cumplir: como director jefe de demoliciones, Choules tenía la responsabilidad de destruir la bahía clave de Freemantle, cerca de Perth, si Japón invadía, publicó la BBC.

No obstante, a pesar de su carrera profesional llena de uniformes, Choules se transformó en un activo pacifista.

El veterano  no estaba de acuerdo con la celebración del Día de Anzac, la más importante ceremonia de conmemoración de carácter militar en Australia y rehusó a marchar en los desfiles anuales. A los 80 comenzó un curso de escritura creativa y puso sus recuerdos en el papel para uso de su familia.

Después de la muerte de Choules casi un siglo después del final de la contienda bélica, ya no quedan más combatientes vivos, aunque sí una mujer, la británica Florence Green, empleada como camarera en una base de la Fuerza Aérea del Reino Unido, y el británico Florence Green, que servía en la Royal Air Force, pero no combatió.

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