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Tsipras denuncia la "responsabilidad criminal" del FMI

Motivos por los que Grecia no acepta el acuerdo con sus acreedores

Motivos por los que Grecia no acepta el acuerdo con sus acreedores
16 de junio de 2015 - 09:17 - Agencias

Atenas ha dicho su última palabra en la negociación, aseguran, y no aceptará más recortes en las pensiones. Los griegos reclacán que no va más en un pulso que amenaza la recuperación económica continental.

La Grecia de Syriza endurece el tono y reafirma sus exigencias justo ahora que se acerca el plazo de vencimiento del segundo rescate al país. El 30 de junio expira oficialmente el programa y, en una semana que se presume crucial, las figuras más destacadas del Gobierno griego, su primer ministro, Alexis Tsipras, y el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, lanzan sendos órdagos.

Tsipras señaló que ha pedido a los acreedores que sean realistas y ha dicho que su país aguardará pacientemente a que se avengan a sus razones. Varufakis fue más lejos incluso y reclamó que la Unión Europea y Berlín admitan que las políticas de austeridad a ultranza aplicadas sobre Grecia en los últimos años fue un fracaso.

Desde la otra parte llegan los mensajes conminatorios, porque si hay algo que el mundo no puede permitirse es esa paciencia que reclama Tsipras. El vicecanciller alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, aseguraba en una tribuna publicada en Bild, que el sentimiento que crece en toda Europa es el de que ya basta.

No obstante, los problemas no terminan pues la semana pasada el Fondo Monetario Internacional retiró a sus delegados en la mesa de negociaciones en un gesto interpretado como una clara señal de presión a Atenas.

En cualquier caso, por más que la situación alcance extremos límite, a los analistas de ABC les cuesta imaginar que la baraja del euro vaya a romperse y que no termine haya un acuerdo a última hora.

"La inflamación declarativa de las últimas jornadas cabe interpretarla como el postrero afán de los griegos de rebajar todo lo posible la pesada carga de su descomunal deuda, más de un 180% del PIB. Porque a nadie en esta historia le interesa que se produzca un default que volvería a poner el euro al borde del abismo", señala una publicación.

Para Grecia supondría quedar definitivamente vetada en los mercados internacionales y sin el auxilio de los agentes internacionales que le han permitido mantener la liquidez desde 2010. Para los países del euro, una nueva tormenta sobre la moneda única y para los mercados una conmoción que provocaría pérdidas millonarias.

Tsipras denuncia la "responsabilidad criminal" del FMI

Tsipras denunció este martes la "responsabilidad criminal" del FMI por la situación de Grecia, al borde de un impago de deuda, y buscó apoyo interno al recibir a dirigentes de los partidos de oposición.

"Ha llegado el momento de que las propuestas del FMI (en las negociaciones) sean juzgadas no solamente por nosotros sino por Europa (...)" dijo.

Tsipras atribuyó a este organismo multilateral una "responsabilidad criminal" por las medidas de austeridad impuestas en Grecia, y que sumieron al país en seis años de recesión. Asimismo habló de las "instituciones" en general, que incluye a los otros acreedores de Grecia (UE y Banco Central Europeo), además del FMI.

"La insistencia de las instituciones en proseguir un programa que ha fracasado (...) forma parte de una motivación política (...) para humillar a un pueblo entero que ha sufrido en los últimos cinco años", aseguró.

Los acreedores "parecen querer enviar un mensaje a Grecia y a los pueblos europeos de que un mandato popular no puede cambiar las cosas", añadió Tsipras, aludiendo a la victoria electoral de Syriza en enero pasado.

Bruselas diseña un plan B

Lo dijo con claridad el comisario alemán Günther Oettinger, democristiano y muy cercano a Angela Merkel: la Unión Europea debe comenzar a preparar ya un plan de emergencia -una especie de ‘plan B’- para hacer frente a una posible salida de Grecia del euro.

En una línea parecida se ha mostrado el vicecanciller Sigmar Gabriel, socialdemócrata y hasta ahora con una posición más moderada dentro del Gabinete Merkel. Gabriel ha dicho que la UE “no cederá a chantajes”.

Oettinger y Gabriel no son, por supuesto, los únicos. Los mercados habían asumido en los últimos meses la irreversibilidad de la moneda única, pero tras el fracaso de las reuniones de este fin de semana en Bruselas, la idea de un Grexit forzado por las circunstancias cobra fuerza. Lo que se teme no es sólo la salida de Grecia, sino el efecto contagio que pudiera tener esa decisión. Entre otras cosas porque, como no se cansaron de repetir las autoridades europeas durante los años más duros de la crisis financiera, legalmente el abandono del euro debe traducirse también en la salida de la Unión Europea.

La clave ahora es, por lo tanto, la fecha. Pero no necesariamente la suerte está echada. Como sostiene desde Londres Nicola Mai, analista de Pimco, es verdad que los mercados están “nerviosos”, pero el final de las negociaciones no es tan inmediato. La primera fecha relevante -con una parada intermedia el próximo jueves en la reunión del Eurogrupo- es el próximo 30 de junio, cuando Grecia debe devolver al FMI 1.500 millones de euros. Si no lo hace, es probable que el país entre en una situación de controles de capital y los mercados aumenten la presión sobre el precio de la deuda (que funciona de forma opuesta a la rentabilidad). Pero la sangre no tiene por qué llegar al río. Se puede encontrar una solución de compromiso, aunque en una situación difícil.

Para el vicepresidente de Pimco, la fecha realmente relevante es la del 20 de julio, que es cuando Grecia debe devolver 3.500 millones de euros al BCE. Si no lo hace, el Banco Central Europeo tendrá que “endurecer” de forma irremediable las condiciones de liquidez.

Lo probable, en su opinión, es que haya algún tipo de acuerdo transitorio hasta el otoño, en que se podría firmar un acuerdo sobre el Tercer Programa de rescate de Grecia. “Se negociará hasta el último minuto”, asegura Mai.

Un post publicado este lunes por Olivier Blanchard añadió presión. En él, el todavía economista jefe del FMI, describe con crudeza las enormes diferencias entre la troika (ahora llamada las instituciones) y el Gobierno griego de Tsipras.

Blanchard -poco sospechoso de ser un halcón dentro de la doctrina del Fondo- ha recordado que el FMI ha puesto sobre mesa la necesidad de recortar el gasto en pensiones en Grecia un 1% (unos 1.800 millones de euros). En paralelo, el Gobierno de Tsipras debería sacar adelante en el Parlamento una nueva subida del IVA para recaudar otro punto de PIB. En total, unos 3.600 millones de euros que le permitirían a Grecia lograr un relajamiento de sus objetivos de austeridad. 

La troika está dispuesta a aceptar que Grecia acabe este año con un superávit primario (sin contar intereses) equivalente al 1% del PIB (frente al 3% pactado inicialmente), mientras que el objetivo de situarlo en el 4,5% en 2016 se retrasaría hasta 2018, en que quedaría fijado en el 3,5%. Lo que pretenden las instituciones es que el crecimiento del endeudamiento griego (177% del PIB) se detenga, citó el diario Confidencial. (I)

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