Mónaco se prepara para la boda del príncipe Alberto II
Mónaco se prepara para celebrar con ceremonias oficiales y actos con vocación de participación popular el enlace del príncipe Alberto II con la exnadadora sudafricana Charlene Wittstock, que devuelve el interés mediático sobre el pequeño Principado asomado al Mediterráneo.
Las dos ceremonias, una civil el próximo viernes 1 de julio y otra religiosa al día siguiente, culminan cinco años oficiales de noviazgo, pero quieren aprovecharse para mostrarle al mundo la cara amable de un enclave asociado a una tríada compuesta de lujo, glamour y riqueza.
Cerca de 1.500 periodistas se han acreditado para cubrir el acto, que comenzará el jueves con una recepción dirigida a la prensa y un concierto del grupo californiano The Eagles al que han sido invitados también los monegascos, residentes y habitantes de los municipios limítrofes.
Para que ni turistas ni habituales se pierdan ningún momento de las ceremonias en que Wittstock saldrá convertida en princesa de Mónaco, se van a instalar ocho pantallas gigantes, de las cuales dos estarán en la Plaza del Palacio, una delante de la catedral y tres más en el muelle Alberto I.
Mónaco espera desde 1956, año en que se casaron Rainiero y la entonces actriz estadounidense Grace Kelly, la celebración de un nuevo enlace de esa categoría, y para intentar que sus ciudadanos no se lo pierdan ha decretado que esos dos días sean festivos.
Por todo el Principado ondean ya las banderas oficiales de Mónaco, de Sudáfrica y la del emblema oficial de la boda, mientras que a pocos días de que ésta se celebre se decorará la ciudad con flores, incluidas la protea, declarada flor nacional sudafricana.
Fuentes de la Oficina monegasca de Turismo explicaron que a menos de una semana del enlace todavía quedan plazas de hotel, pero que se espera que para ese fin de semana todos los hoteles, de los que en Mónaco el 90 % son de cuatro estrellas, estén completos.
La repercusión turística que esta boda está teniendo sobre el Principado no ha sido cuantificada en cifras precisas, pero desde que se anunció el compromiso en junio de 2010, competiciones que se celebran en el mismo, como el Master Series de Montecarlo o el Gran Premio de Fórmula 1, han alcanzado una venta de entradas "histórica".
Se ve en ello una relación directa de causa y efecto, y por eso no suenan exageradas las previsiones de que frente a los poco más de 35.600 habitantes del Principado, para el concierto gratuito que el francés Jean Michel Jarre ofrecerá el viernes por la noche, se espera que pueda llegar a haber más de 100.000 personas.
Se han previsto trenes adicionales durante toda la noche para facilitar el trayecto de los asistentes, una medida que se suma a otra que refleja la voluntad de la pareja de que los ciudadanos se sientan partícipes de la celebración: la gratuidad de los aparcamientos del Principado a partir del viernes al mediodía.
En su intento por hacer de una boda de Estado un acto lo más popular posible, están programadas también más de 200 animaciones durante esos dos días, con espectáculos callejeros y musicales.
Pero quizá lo más llamativo es que los monegascos vayan a ser testigos de excepción del enlace, invitados a participar en el bufet que se servirá la noche del enlace civil o a acudir el día de la boda religiosa a la Plaza del Palacio, donde unas 3.500 personas podrán ver sentadas la retransmisión de la ceremonia.
Para quienes quieran tener un recuerdo no ha faltado un elegante catálogo de artículos, cuyo precio oscila entre los dos euros de unas monedas conmemorativas y los 480 de un colgante con el emblema del enlace: las iniciales de Alberto y Charlene, entrelazadas bajo una corona.
La lista total de invitados no ha sida difundida, pero entre los personajes que le darán todavía más caché al evento se han filtrado algunos como el modisto alemán Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, y su ex musa, la también diseñadora Inés de la Fressange.
Se espera igualmente la presencia del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Duro Barroso; del propietario del grupo del lujo LVMH, Bernard Arnault; del presidente de la FIA, Jean Todt, y de su homólogo en el COI, Jacques Rogge.
El Palacio del Principado, no obstante, ha sido menos transparente sobre los representantes de las casas reales europeas y de los jefes de Estado que acudirán al acto, y que verán desfilar por una alfombra roja a una exnadadora que de pequeña no soñaba con príncipes azules, sino con medallas olímpicas.