Miles dieron el último adiós a líder norcoreano
El fallecido líder norcoreano Kim Jong-il recibió este miércoles un adiós multitudinario del país que gobernó durante 17 años, con un cortejo fúnebre que llevó su féretro por las calles de Pyongyang ante miles de ciudadanos y bajo la atenta mirada de su hijo y sucesor, Kim Jong-un.
La procesión, seguida en directo por la Televisión Central de Corea del Norte (KCTV), partió a las 14.00 hora local (5:00 GMT) del Palacio Memorial de Kumsusan y recorrió los lugares más emblemáticos de la capital, como la Plaza Kim Il-sung, hasta regresar al mausoleo casi tres horas después.
Al comienzo del recorrido Kim Jong-un acompañó a pie el coche fúnebre que portaba en el techo, sobre una cama de crisantemos blancos, el féretro negro de su padre envuelto en la bandera roja del Partido de los Trabajadores.
Abría la comitiva un vehículo con un gran retrato de unos tres metros de alto de un sonriente Kim Jong-il, seguido de otro con una gran corona de flores en el techo que anticipaba la marcha del coche fúnebre principal, escoltado por efectivos motorizados de las Fuerzas Armadas.
"Está llorando el cielo", proclamó entre lágrimas ante las cámaras de la KCTV uno de los militares que aguardaban junto a la carretera el paso de la comitiva, en referencia a la intensa nieve que caía incesante sobre la capital norcoreana, cuyas temperaturas rondaron hoy los cero grados.
A pesar de las adversidades climáticas, a ambos lados de las calles donde circulaba lentamente el cortejo fúnebre se congregaron miles de civiles y militares con gesto abatido que, en numerosos casos, expresaron con llantos y llamativos aspavientos su dolor por la muerte del líder.
Kim Jong-il, que pasará a la historia por hacer de Corea del Norte una potencia nuclear estancada en una constante crisis económica, falleció el sábado 17 de diciembre a los 69 años de un ataque al corazón, según los medios estatales norcoreanos.
El joven heredero acaparó la atención de las cámaras en los últimos compases del funeral cuando, apoyado en el capó, acompañó algunos metros más al vehículo que portaba el féretro de su padre.
La música interpretada por una banda militar entremezclada con los constantes gritos y llantos de desconsuelo de los ciudadanos fue la banda sonora de la retransmisión del funeral de Kim Jong-il, que concluyó con rondas de disparos y una marcha del Ejército bajo la atenta mirada del sucesor y altas autoridades del régimen.
El cuerpo sin vida del "querido líder" ya no saldrá más del Palacio de Kumsusan, donde se expone el cuerpo embalsamado de su padre, el "gran líder" Kim Il-sung, que gobernó el país desde su fundación en 1948 hasta morir, también de un ataque al corazón, en 1994.
Consolidado el joven Kim Jong-un como sucesor de su padre y máximo dirigente de Corea del Norte, no se esperan decisiones importantes en el país hasta que mañana, último día de luto oficial, finalicen las exequias por la muerte de Kim Jong-il.
El funeral paralizó la capital y también lugares como el complejo industrial intercoreano de Kaesong, en las cercanías de la frontera con Corea del Sur, que permaneció hoy cerrado y no abrirá hasta el viernes por decisión de Pyongyang.
Este proyecto económico conjunto, que combina capital privado surcoreano con mano de obra barata del Norte, había proseguido sus actividades desde el anuncio de la muerte de Kim hasta ayer.
A escasos kilómetros, en la localidad fronteriza surcoreana de Imjingak, unos cincuenta disidentes del país comunista exiliados en Corea del Sur lanzaron en dirección a la ciudad de Kaesong globos aerostáticos con 200.000 panfletos que incitaban al pueblo norcoreano a rebelarse contra el largo gobierno de la dinastía Kim.