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Miles de filipinos no reciben ayuda

Miles de filipinos no reciben ayuda
15 de noviembre de 2013 - 00:00

Han pasado siete días del paso del tifón Haiyan por Filipinas y la ayuda no llega a miles de víctimas, mientras la situación de emergencia se agrava. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó a las autoridades locales y a las organizaciones internacionales a entregar con más rapidez la asistencia alimentaria y médica a los afectados. 

La secretaria general adjunta de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, que ayer visitó las áreas arrasadas en Tacloban, en la isla de Leyte, expresó su frustración porque gran parte de los suministros se encuentran estancados en Manila.

“Espero que en las próximas 48 horas esto cambie de forma significativa. Tengo la sensación de que hemos fallado a mucha gente”, declaró Amos, de vuelta en Manila tras inspeccionar los efectos del tifón que golpeó el archipiélago el pasado viernes.

El Gobierno del presidente Benigno Aquino se encuentra bajo una presión creciente para que la distribución de comida, agua y alimentos a la población afectada sea más rápida.

La situación todavía es angustiosa para muchas víctimas en Tacloban, donde los cadáveres se descomponen en las calles o en un sanatorio improvisado junto al ayuntamiento, devastado por el tifón, que llegó con vientos de hasta 315 kilómetros por hora. El último balance oficial provisional era de 2.357 muertos y 77 desaparecidos.

SIN ACCESO A ZONAS REMOTAS
En otras áreas más remotas, en Leyte o en la isla de Samar, la situación es aún más precaria, con supervivientes que no han visto los suministros de comida y agua que reparten las ONG y los soldados filipinos y de Estados Unidos.

“Un gran número de personas aún no ha recibido asistencia, sobre todo en las islas de la periferia, donde ni el gobierno filipino ni las agencias internacionales han podido llegar”, señaló la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) en un comunicado.

“El acceso es muy difícil y (la situación) está impidiendo que la gente reciba ayuda. Nuestra prioridad es llegar a aquellos que están en las áreas más aisladas; son los más difíciles de alcanzar y, a menudo, los últimos en recibir la tan necesitada asistencia”, explicó Natasha Reyes, coordinadora de emergencias de MSF en Filipinas.

Un equipo de MSF se desplazó en avión a Guiuan, una ciudad de 45.000 habitantes en el este de Samar, una de las primeras áreas afectadas por el tifón y donde observaron que el daño es extenso y las necesidades enormes.

“Es simplemente un desastre, una crisis de proporciones gigantescas debido al número de personas afectadas y a la extensión geográfica”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Bernard Kerblat.

Según el representante de Acnur, “las carreteras continúan cortadas, los puentes están destruidos y los aeropuertos no funcionan”, por lo que la única manera de llegar hasta la población que vive en el interior es en helicóptero.

La llegada ayer del portaaviones George Washington, con 5.000 marines a bordo, aportó algo de esperanza a los supervivientes, a quienes les falta de todo.

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