El papa Benedicto XVI llegó  ayer a Cuba para realizar una visita apostólica que durará hasta mañana, en la segunda y última parte de la gira latinoamericana que comenzó en México, mientras miles de cubanos le dieron la bienvenida. 

El Sumo Pontífice arribó al aeropuerto Antonio Maceo, de Santiago de Cuba procedente del país azteca en su viaje número 23, el segundo a Latinoamérica después del realizado a Brasil en 2007.

Cuba recibe así la segunda visita papal de su historia, tras el viaje que en 1998 cursó a la isla Juan Pablo II. La  estancia de Benedicto XVI, bajo el lema Peregrino de la Caridad, se enmarca en el Año Jubilar por el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, considerada por los católicos la patrona de Cuba.

A su arribo a Santiago de Cuba (900 kilómetros al este de La Habana), el mandatario cubano, Raúl Castro, le dio la bienvenida. Tras ello, Benedicto XVI recibió los honores propios de su investidura, incluida una salva de 21 cañonazos.

Vestido con traje oscuro, Castro recibió al Pontífice, al que estrechó la mano con una leve inclinación. Tras ello, el presidente de Cuba destacó  las “estrechas relaciones” entre la Santa Sede y su país en el discurso de bienvenida al Papa.

El mandatario   afirmó ayer  que Cuba se siente honrada de recibir al papa Benedicto XVI, a quien le ofreció su bienvenida. “Cuba lo recibe con respeto y aprecio”, señaló el estadista,  tras resaltar que Benedicto encontrará en Cuba un pueblo solidario e instruido, que se ha propuesto alcanzar toda la justicia y ha hecho grandes sacrificios.

El gobernante también destacó que la Constitución cubana garantiza “plena libertad religiosa” a todos los ciudadanos, en una alocución donde aprovechó para denunciar el bloqueo de Estados Unidos  contra la isla. 

Tras el discurso de Castro, el Papa tomó la palabra y afirmó  que lleva en su corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, y donde, en ausencia de toda oposición legal, la Iglesia católica busca reforzar su papel de interlocutor privilegiado ante el régimen comunista. “Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza”, continuó.

Mientras tanto,  agitando en sus manos banderas cubanas y del Vaticano, cientos de miles de santiagueros, en nombre de sus compatriotas, ofrecieron ayer  una cálida  bienvenida al papa Benedicto XVI.

A lo largo de casi ocho kilómetros, desde el aeropuerto  Antonio Maceo hasta el Arzobispado, el Sumo Pontífice fue escoltado por una marea humana que coreó frases alegóricas a su presencia.   

Los cubanos se ubicaron en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo en Santiago de Cuba, donde Su Santidad ofició una misa de  dos horas. Hoy tiene previsto  visitar La Habana.