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México vive días convulsionados entre saqueos, manifestaciones pacíficas y devaluación

México vive días convulsionados entre saqueos, manifestaciones pacíficas y devaluación
Foto: AFP
07 de enero de 2017 - 11:52 - Paula Mónaco Felipe, corresponsal en México

México cumple este domingo una semana de convulsión y descontento, un vendaval que se desató con el 'gasolinazo', incremento en el precio de los combustibles decretado el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Las protestas iniciaron desde las primeras horas del 1 de enero, cuando entró en vigencia el aumento de hasta un 20% en costo de nafta y diesel. Pacíficas y relativamente pequeñas eran las expresiones de descontento pero subieron de tono durante los siguientes días, al conocerse que también aumentaban los precios de electricidad, gas LP y productos básicos como la tortilla de maíz.

Cuando las protestas se hicieron numerosas, iniciaron saqueos de tiendas de autoservicio, en su mayoría supermercados. Las imágenes de personas rompiendo vidrieras, cargando igual alimentos que electrodomésticos, se repitieron hasta el cansancio en las pantallas de televisión y plataformas de grandes medios de comunicación, mismos que por medios de sus presentadores llaman a un virtual toque de queda en varias ciudades.

La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) ha reportado unos 800 comercios vandalizados mientras los números de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (Antad) indican 423 establecimientos saqueados hasta el día viernes. La provincia más convulsionada ha sido el Estado de México, colindante a la capital, con 170 tiendas vandalizadas según la Antad, que también registró hechos similares en entidades como Veracruz, Chiapas, Nuevo León y Puebla.

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), voz principal del empresariado en México, hizo "un llamado urgente a las autoridades estatales y federales para que, en un trabajo conjunto, brinden protección a los ciudadanos y a los comercios e industrias, resguarden las instalaciones estratégicas y tomen acciones concretas para retomar el orden y la paz en todo el País".

Voces críticas, entre ellos periodistas, denuncian que muchos de los saqueos fueron dirigidos y hasta pagados por el gobierno para demeritar la creciente movilización social así como distraer la atención de lo impopular que ha resultado el gasolinazo.

El semanario Proceso denunció que en Puebla y el Estado de México los saqueos fueron encabezados por la organización Antorcha Campesina, históricamente ligada al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI). El diario La Jornada de Oriente difundió testimonios según los cuales los saqueadores de Puebla recibieron un pago de mil pesos (50 dólares) por participar. El reportero Jenaro Villamil reveló videos sobre la participación en Chiapas de habitantes de en otras regiones, es decir saqueadores que presuntamente fueron trasladados hasta el sureste del país.

Conviven en estos días los saqueos con las manifestaciones pacíficas. Expresiones de ciudadanos que bloquean carreteras mientras cantan el himno nacional, transportistas que alinean camiones junto a las rutas sin interferir en el tránsito y protestas en pequeñas como en grandes ciudades. Una multitudinaria concentración contra se registró en Monterrey, principal polo industrial del país, y terminó con disturbios que según participantes fueron provocados para “reventar” el evento.

Hasta el viernes sumaban más de 1500 personas detenidas, informó la secretaría de Gobernación (Segob) que anunció también una cacería cibernética para detectar a quienes instigan violencia o difunden rumores falsos por medio de redes sociales.

René Juárez, subsecretario de gobierno de la Segob, aseguró que la situación está bajo control: “En el 95 por ciento de las plantas de abastecimiento de combustible se tiene una operación con toda normalidad. Se han liberado vías de comunicación. Se restablecieron las vías de comunicación en puntos carreteros que fueron bloqueados y se ha garantizado el libre tránsito en el ingreso a las capitales de los estados”. Contradice al gobierno el empresariado del CCE, porque alerta sobre desabasto “llegando a niveles preocupantes” en varias zonas del país debido a saqueos y bloqueos carreteros.

Sin un claro límite entre realidad y psicosis, lo cierto es que mientras en algunas regiones todo transcurre normal, en otras hay comercios cerrados o atendiendo bajo resguardo policial. Las gasolineras están abiertas pero en algunas no hay variedad de oferta.

Continúan las protestas que exigen marcha atrás mientras el presidente Peña Nieto ya ratificó dos veces el gasolinazo en mensajes transmitidos por cadena nacional. En el último argumentó que la medida resulta impostergable debido a las cotizaciones internacionales, responsabilizó a sus antecesores por supuesta mala gestión y lanzó una pregunta que acrecienta la indignación: “¿Qué hubieran hecho ustedes?”.

Varios problemas aumentan la incertidumbre de este enero agitado.

La empresa automotriz Ford canceló una inversión de 1600 millones de dólares; decidió abortar un proyecto en la provincia de San Luis Potosí para redireccionar ese dinero a Michigan, Estados Unidos. Un cambio que golpea a la economía mexicana y tiene origen en el presidente electo del país vecino, Donald Trump, porque presiona a empresas estadounidenses para que inviertan únicamente al otro lado de la frontera.

Amenaza también a otras automotrices como Toyota y la sola posibilidad de más cancelaciones sacude al gobierno de Peña Nieto, que tiene en ese sector una de sus principales apuestas financieras y de empleo.

El peso mexicano continúa devaluándose, ha sobrepasado ya la barrera de 22 unidades por cada dólar estadounidense cuando algunas semanas atrás se vendía en un diez por ciento menos. De poco ha servido la intervención del Banco de México, que vende dólares para atenuar la volatilidad, mientras la Comisión de Cambios vincula a las devaluación con las declaraciones y decisiones de Donald Trump.

Cada palabra del nuevo presidente estadounidense parece afectar a México, donde se espera con inquietud el cambio de mando en la Casa Blanca, que se realizará el 20 de enero.

Otro escándalo que abona el malestar ha sido el nombramiento de Luis Videgaray como secretario de Relaciones Exteriores. Además de no contar con experiencia en el tema –“vengo a aprender” fueron sus primeras declaraciones-, se le cuestiona haber interferido en la campaña electoral de Estados Unidos en favor de Donald Trump. Es que fue Videgaray el artífice de la invitación al magnate para que visitara el país, donde se le recibió con trato de dignatario. Una situación que acabó con su renuncia al cargo de secretario de Hacienda.

Luis Videgaray Caso, de formación economista y hombre del primer círculo del presidente Peña Nieto, ha sido además uno de los ideólogos de las reformas estructurales del actual gobierno. En particular de la energética que significa la apertura de los hidrocarburos al capital privado y acarrea medidas como el 'gasolinazo'. (I)

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