“El jefe del Estado, el rey Felipe VI, no tiene que pedir perdón a ningún país, y no va a ocurrir esto”, aclaró la vicepresidenta del gobierno socialista español, Carmen Calvo.

En un gesto sin precedentes en la historia reciente de México, el presidente Andrés  Manuel López-Obrador (AMLO), nieto de un español, publicó el lunes que envió “una carta al rey de España y otra al papa (Francisco), para que se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos”.

El mandatario latino tuvo este gesto al cumplirse 500 años de la batalla de Centla, considerada el primer enfrentamiento del conquistador español Hernán Cortés contra pueblos originarios de México, en este caso los mayas-chontales del actual estado de Tabasco, de donde es oriundo López Obrador.

El gobierno español, de Pedro Sánchez, no tardó en anunciar que rechaza “con toda firmeza” la exigencia de disculpas.

Subrayó que “la llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”.

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, lo quiso dejar claro: España no pedirá perdón a México por los abusos de la conquista, como ha solicitado el presidente de ese país por carta al rey Felipe VI y al Papa.

Entre tanto, Felipe VI no se da por aludido y, mientras visita Argentina, en la Casa Real se limitan a remitirse a la contestación del Gobierno de España.

La conquista española en el antiguo México fue de 1519 a 1521, cuando cayó la Gran Tenochtitlán y se dio inicio a la colonización.

A finales de enero pasado, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, realizó una visita oficial a México en la que ambos países refrendaron sus lazos de amistad y de cooperación.

Tras la posición pública del ejecutivo de Sánchez esta fue secundada por la clase política española.

“Es una auténtica afrenta contra España y contra su historia (...) yo no creo en la leyenda negra de España”, que “la izquierda acomplejada intenta ahora escribir”, dijo Pablo Casado, líder del conservador Partido Popular y candidato a presidente del gobierno en las elecciones legislativas del 28 de abril.

Por su parte, el partido Unidos Podemos ha “prometido” emprender, si llegan al Gobierno, “un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas” de un hecho histórico sucedido hace medio siglo. 

Los escritores se pronuncian
Las primeras reacciones sobre la conquista de América no fueron gubernamentales o de la corona, sino de escritores que cuestionaron la actitud del mandatario.

Arturo Pérez-Reverte -autor de célebres novelas, algunas basadas en la historia de su país, y quien le dedicó La Reina del Sur a un autor policial mexicano, Élmer Mendoza- fue quien respondió de forma más agresiva.

“Que se disculpe él, que tiene apellidos españoles y vive allí”, escribió en su cuenta de Twitter, dirigiéndose al líder mexicano.

“Si este individuo se cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no se lo cree, es un sinvergüenza”, apostilló.

Mientras se ponía en debate la interpretación de la historia de la conquista en América, sus derivas e, incluso, la atención y papel que tienen los pueblos indígenas en la actualidad, hubo quien discrepó con Pérez-Reverte aunque muchos autores tomaron la carta de AMLO con humor e ironía.

No fue el caso del periodista argentino Leonardo Tarifeño, quien describió la reacción del novelista español como grosera.

“Tiene más en cuenta al nacionalismo catalán que a México”, publicó en Twitter.

“Su temor es que Catalunya siga el ejemplo mexicano. La suya es una visión colonialista que no representa a esa España del siglo XXI que sigue sin encontrarse a sí misma”.  (I)