México aprueba la ley anticorrupción tras los escándalos en la cúpula política
Después de una sesión de más de 10 horas, el Senado de México aprobó en la madrugada de este miércoles una ley que refuerza el combate contra la corrupción, un flagelo que afecta a buena parte de las instituciones y que recientemente ha generado escándalos en el país.
La nueva ley, que fue aprobada por 97 votos a favor, ocho en contra y dos abstenciones, ya había pasado anteriormente por la Cámara de Diputados.
"Se remite a los Congresos estatales" para su aprobación, anunció el presidente de la mesa directiva del Senado, Miguel Barbosa, al término de la maratoniana sesión.
Esta legislación abre camino para crear el Sistema Nacional Anticorrupción, otorgando mayores facultades a la Auditoría Superior de la Federación para investigar la forma en que los estados y municipios invierten los recursos que provienen del gobierno federal.
De las 2.500 denuncias que fueron promovidas en 2012 por mal uso de recursos, apenas siete funcionarios resultaron sancionados en México, un país que ocupa el lugar 103º -entre 174 naciones- en el Índice de Percepción de Corrupción de la ONG Transparencia Internacional.
La ley anticorrupción en el Congreso fue fuertemente apoyada por el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero la izquierda advirtió sobre sus limitaciones al mantener el "fuero" del Presidente de la República, un mecanismo que otorga cierta inmunidad al mandatario.
La senadora Angélica de la Peña, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), aseguró que es necesario el fin de la inmunidad presidencial para superar "la grave crisis de credibilidad de las instituciones", pero el senador Omar Fayad, del PRI, replicó que el presidente sí puede ser acusado por delitos graves (aunque no por faltas administrativas).
Lista de escándalos
Recientemente, la cúpula política de México se ha visto involucrada en varias polémicas sobre privilegios y sospechas de conflicto de intereses. Uno de los más sonados fue el protagonizado el año pasado por la primera dama, Angélica Rivera, al revelarse que meses antes de la victoria electoral del presidente Enrique Peña Nieto en 2012 adquirió una mansión de cuatro millones de dólares a un importante contratista gubernamental. La polémica creció al conocerse que el propio Peña Nieto y el ministro de Hacienda, Luis Videgaray, también habían comprado casas a contratistas en años anteriores.
Presionado por el escándalo, Peña Nieto relanzó en febrero la secretaría (ministerio) de la Función Pública que, dirigida por un miembro del PRI, investiga si hubo conflicto de interés en las compras de las mansiones. Sin embargo, muchos criticaron esta medida, por considerar que no propició una investigación independiente.
El 9 de abril, el director de la Comisión Nacional del Agua de México, David Korenfeld -integrante del llamado gabinete ampliado del gobierno mexicano-, anunció su renuncia tras desatar un escándalo al revelarse que utilizó un helicóptero de esa institución para un traslado con su familia.
En 2013, el titular de la Procuraduría del Consumidor fue cesado por Peña Nieto, después de que su hija exigiera el cierre de un restaurante que le negó la mesa que deseaba y lograra que el establecimiento fuera revisado por unos inspectores.
Pero los excesos y los señalamientos de abuso de poder vinculados al PRI, que gobernó durante más de 70 años México y reconquistó la presidencia con Peña Nieto en 2012, no son del todo extraños en la oposición.
Esta semana, el PRD pidió disculpas por haber alquilado cinco helicópteros para unos actos de campaña en el estado de Michoacán (oeste) y en el conservador PAN (Partido Acción Nacional) todavía resuena la fiesta con alcohol, música y escorts en la que acabó una reunión de sus diputados en agosto. (I)