Matrimonio gay abre controversia por reforma constitucional en Cuba
Sin renunciar al socialismo, el Gobierno cubano, con la participación de la sociedad civil, diseñó una nueva Constitución que marca grandes cambios, que deberán ser refrendados por el pueblo el año próximo.
El nuevo documento reconoce la propiedad privada, la importancia de la inversión extranjera y también limita el mandato presidencial a cinco años y crea el cargo de primer ministro. Sin embargo, es el artículo 68 del proyecto el que concita toda la atención, ya que abre la puerta al matrimonio homosexual, muy rebatido por las iglesias y parte de la sociedad de la isla.
La propuesta, encabezada por un sector progresista liderado por Mariela Castro Espín, hija del expresidente y primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Raúl Castro Ruz, caló con dureza en los sectores más conservadores del pueblo cubano.
Los líderes religiosos provocaron una rebelión silenciosa, como nunca antes había ocurrido en Cuba y amenazaron, incluso, con boicotear el proceso de validación electoral previsto para el 24 de febrero del próximo año.
La discusión no fue menor en el proceso de consulta, que concluyó el 15 de noviembre, en el cual los bandos a favor y en contra se expresaron con firmeza, a pesar de los intentos del Estado de bajar la temperatura y del apoyo público que el presidente Miguel Díaz-Canel dio a la propuesta.
“La Iglesia evangélica desató una campaña homofóbica y nosotros le respondemos con amor”, dijo Ariel, un joven que se identifica como gay, mientras participaba, junto con una docena de activistas de la comunidad LGBTI habanera, en una “besada” frente a las puertas de una congregación metodista ubicada en El Vedado.
Esta acción, catalogada de “irrespetuosa provocación” por los feligreses reunidos en la misa matinal, es reflejo de la polémica desatada en la isla por el artículo 68 del proyecto de reforma constitucional, que modifica el concepto de matrimonio, como “unión voluntaria entre un hombre y una mujer”, a “unión entre dos personas”, sin especificar el sexo.
Yamila González, vicepresidenta de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y Familia, es una de las voces oficiales que trata de convencer a la población de aceptar el artículo 68 como una evolución de la vida social cubana. “No podemos ser incoherentes: la igualdad debe alcanzar todos los ámbitos y a todos los grupos sociales”, señala.
“Si no se modifica el tema del matrimonio en el proyecto de Constitución todos votaremos en contra”, indicó la presidenta de la Liga Evangélica de Cuba, Alida León Báez, quien dirige una campaña contra la iniciativa.
Aunque no está a favor del matrimonio entre homosexuales ni practica credo religioso alguno, Daniela Martí, profesora de enseñanza media, considera que la polémica desatada por el artículo es una señal de que la sociedad civil no está lista para ninguna discusión pública. (I)