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Punto de vista
Marina y el antiguo poder colonial
Al ver esta fotografía en la que Marina Silva escucha a Walter Feldman, me acordé inmediatamente del libro de FrantzFanon titulado Piel negra máscaras blancas (Ediciones Akal, Madrid, España). Particularmente de la introducción hecha por Samir Amin en una edición de 2009. Al tratar de las relaciones entre el colonialismo interno y el externo, Samir Amin afirmaba lo siguiente: “Los fenómenos de colonialismo interno se producen por la combinación particular de la colonización de la población, por una parte, y la lógica de la expansión imperialista, por otra” (Amin, 2009; 5).
Considero a Marina Silva una representación de “tipo ideal” de ese amalgama de colonialismos interno y externo. El círculo de poder que la rodea opera en esa doble dimensión. Hay que tener en cuenta que su formación fue fuertemente influenciada por el ambiente político e ideológico que caracterizó la “modernización” capitalista en el estado de Acre en las últimas cuatro décadas. Después de la expansión del colonialismo interno, capitaneado por la dictadura militar, tuvo lugar la transición para un capitalismo verde que recicló el colonialismo externo, valiéndose, sobre todo, de la instrumentalización de los conceptos de “cambios climáticos”, “desarrollo sostenible” y “gobernanza ambiental” como versículos de una nueva catequesis de la “sociedad civil”. El uso indebido de la imagen de Chico Mendes ha servido para legitimar ese “sermón”.
La trayectoria de Marina debe de ser entendida dentro de ese contexto. En un primer momento, bajo la condición de afectada directa por la expansión colonial interna, participa de las luchas de resistencia como militante de la izquierda revolucionaria (Partido Revolucionario Comunista-PRC). Durante este periodo, además de que ese tema del colonialismo interno no aparece como relevante en buena parte de esa izquierda, el mismo acababa siendo reproducido en sus prácticas políticas. Las relaciones con la “intelligentsia” del Sudeste y del Sur de Brasil también estaban marcadas por cierto sentimiento de inferioridad. En resumen: En el momento en que tuvo más proximidad con el pensamiento crítico, Marina no tuvo la oportunidad de estudiar y comprender el colonialismo interno como un fenómeno fundamental en la formación social de los países periféricos, en especial de los latinoamericanos. O, lo que puede ser todavía peor: ella asimiló por la izquierda lo que posteriormente potenciará por la derecha.
En el momento siguiente, después de dos mandatos parlamentarios (como concejala de Rio Branco y diputada estatal), se aproximó al poder oligárquico regional capitaneado por Jorge Viana y llegó al Senado (1995) donde completó su adhesión al establishment. En la condición de senadora y, en seguida, en la de ministra de Medio Ambiente transitó con más intensidad y desenvoltura en redes transnacionales vinculadas a los “negocios ambientales” y al mundo de las finanzas, así como en aquellas ligadas a la esfera religiosa. La conversión al Neopentecostalismo parece decisiva en la asunción del papel que pasó a cumplir en la reproducción del viejo poder colonial.
En el ejercicio del primer mandato como senadora (1995-2002), su gabinete tuvo un papel activo en las estrategias de actuación del Programa Piloto para la Protección de los Bosques Tropicales(PPG7) junto a la “sociedad civil” en la Amazonia. Su marido, Fabio Vaz, fue coordinador (1996-99) del Grupo de Trabajo Amazonía (GTA) , ONG creada por iniciativa del Banco Mundial para servir de mediadora, como representante de la “sociedad civil” en ese Programa gestionado por el referido Banco.
Entre otros realizados, el GTA articulado con grandes ONGs ambientalistas internacionales, actuó decisivamente en la cooptación del Consejo Nacional de los Siringueros y otras centenas de organizaciones sindicales y no sindicales actuantes en la esfera de la sociedad civil. Los resultados de esa política son bastante conocidos, como mostramos en diversas publicaciones, como la indicada en el siguiente enlace http://revista.fct.unesp.br/index.php/nera/article/viewArticle/1391.
En los seis años que ocupó el cargo de ministra de Medio Ambiente, Marina no midió esfuerzos para institucionalizar la agenda del capitalismo verde. El Ministerio de Medio Ambiente (MMA) fue transformado en una “trinchera institucional” por grandes ONGs internacionales, como la WWF y promovió avances considerables en la actualización de los colonialismos interno y externo en la Amazonía, como ilustra la arquitectura del Plan Amazonía Sustentable (PAS), considerado cariñosamente por Marina como “su creación”.
Bajo la gestión de Marina en el MMA, los funcionarios del IBAMA conocieron de cerca su “nueva política” cuando realizaron una huelga contra la desintegración de este órgano llevado a cabo mediante una medida provisional. Las intenciones con esa medida fueron claramente facilitar el licenciamiento para los grandes proyectos y potenciar las políticas de privatización de los bienes comunes. El caso más emblemático de esta privatización de los bienes comunes fue la iniciativa de encaminar al Congreso y aprobar en tiempo récord (un año) la Ley 11284/2006 que instituyó el régimen de concesión de bosques públicos para fines de explotación privada. Estamos hablando de aproximadamente 50 millones de hectáreas de bosques en la Amazonia.
Además de este regalo para las corporaciones relacionadas con el comercio internacional de maderas tropicales, se incentiva la explotación de madera llamada “sostenible” con el argumento de que combatiría la “explotación ilegal”. Esto es bueno para la WWF que, en seis años, dio un salto de la área de explotación certificada con el sello FSC (vinculado a WWF) de aproximadamente 400 mil para 3 millones de hectáreas de bosques (Informe de Gestión del MMA 2003-2006; p. 54). En la misma página del referido Informe se afirma que los “bosques plantados” (nombre pomposo para designar al monocultivo de eucalipto) saltaron de 300 mil para 600 mil hectáreas/año. Basta.
Lo que no fue posible concretar en el MMA avanzó bastante en el estado de Acre, gracias al empeño de las oligarquías aliadas de Marina y también de su marido Fabio Vaz que participó del “gobierno del Frente Popular” hasta agosto de este año. En ese estado – presentado por grandes ONGs ambientalistas internacionales como “modelo de economía verde”– está teniendo lugar un proceso acelerado de desregulación para intensificar la mercantilización y financiarización de la naturaleza. Los resultados preliminares de ese enorme expolio pueden ser vistos en el Dossier: O Acre que os mercadores da naturezaescondemhttp://www.cimi.org.br/pub/Rio20/Dossie-ACRE.pdf
Así, intentamos mostrar que Marina no es una incógnita, como insisten en repetir los grandes medios de comunicación. Ellos la tratan así no por desconocimiento sino por estar convencidos de su eficacia para ocultar los intereses de las grandes corporaciones capitalistas implicadas también en su campaña electoral. Marina, con esa trayectoria, identificada con la matriz del capitalismo verde y con el dominio colonial subyacente, si es elegida intentará conducir las políticas de gobierno de forma más sumisa al imperialismo comandado por los Estados Unidos de América y sus aliados. Todo indica que las repercusiones negativas de ese hecho en las luchas de emancipación en Brasil y en América Latina serían muy fuertes....