Marchas, refugiados y violencia en aniversario de revuelta siria
Damasco/Bruselas.-
La revuelta en Siria contra el presidente Bashar al Asad cumplió ayer su primer aniversario con una escalada de violencia entre los opositores y el Ejército, mientras miles se manifestaron a favor del régimen y otros, en cambio, se refugiaron en Turquía para huir de la represión.
En Damasco, Alepo (norte) y otras ciudades del país, decenas de miles de personas manifestaron ayer su apoyo a Bashar al Asad. Convocada por organizaciones juveniles, estudiantiles, sociales y políticas, sirios de diversas edades, diferentes creencias religiosas y disímiles criterios salieron a plazas y calles de las principales ciudades y otros poblados para manifestar su respaldo a la unidad nacional y las reformas que cumple el gobierno.
Según la agencia oficial Sana, millones de sirios desfilaron “desde la mañana (...) para decirle al mundo que el pueblo sirio escogió la unidad nacional y la estabilidad lejos de las injerencias y del dictado extranjero”. La espaciosa plaza Omeya, con el Monte Kassioun de testigo en el trasfondo, fue escenario de una multitudinaria concentración de damascenos que con gran entusiasmo manifestaron su apoyo al presidente Al Asad y condenaron la intromisión extranjera y la campaña antisiria.
Ahlam, una joven profesora que manifestó sentirse orgullosa de ser siria, dijo a Prensa Latina que “ya el país ha sufrido demasiado; por un lado, las sanciones económicas y las campañas política y de los medios y, por el otro, la violencia terrorista de los grupos armados han hecho que nos veamos afectados todos”.
Los opositores al régimen, por su parte, convocaron varios días de manifestaciones en Siria y en el mundo para reclamar, una vez más, la partida de Al Asad. Algunas manifestaciones contrarias al régimen fueron dispersadas por las fuerzas de seguridad, según los Comités Locales de Coordinación (LCC) que coordinan la protesta en el terreno.
El régimen se rehúsa a reconocer la revuelta y la equipara a “terrorismo”. En un año de revuelta la violencia dejó más de 8.000 muertos, calculó el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. “El secretario general expresa su solidaridad al pueblo de Siria y a sus legítimas aspiraciones por lograr dignidad, libertad y justicia”, dijo el portavoz de Ban, Martin Nesirky, con motivo del primer aniversario del inicio de las protestas.
Mientras tanto, el régimen intensificó sus ofensivas militares en contra de los bastiones rebeldes, tras haber tomado el barrio de Baba Amr en Homs (centro) el 1 de marzo y la ciudad de Idleb (noroeste), el miércoles.
Ayer, cinco civiles murieron en la provincia de Idleb y los cuerpos de 23 personas con marcas de tortura fueron hallados en la zona, según el OSDH.
Human Rights Watch (HRW) denunció una política de tierras quemadas. En Idleb, el Ejército disparó indiscriminadamente y procedió a arrestos tras registrar casa por casa, saqueó domicilios e incendió viviendas, según HRW que citó a testigos y dio un balance de al menos 114 civiles muertos en cuatro días de ofensiva.
En paralelo, unos 1.000 sirios, entre ellos un general del Ejército, llegaron en las últimas 24 horas a Turquía, elevando a 14.700 la cantidad de refugiados en el país, según Ankara, que afirmó que Siria sembró minas en la frontera para impedir el paso de los refugiados.
La Media Luna Roja teme que la cantidad de refugiados que huyen de Siria por la represión del régimen de Damasco ascienda a 500.000 personas. “Existen diferentes escenarios que prevén una cifra que puede llegar hasta las 500.000”, señaló el jefe de la Media Luna Roja turca, Ahmet Lüfti Akar.
Según la ONU, más de 30.000 sirios que huían de la represión se refugiaron en el país vecino y unos 200.000 fueron desplazados en el interior del país, donde Amnistía Internacional denunció la “tortura sistemática” de los detenidos, a un nivel jamás visto desde hace años.