Madres asumen docencia por deserción de maestros
Gabriela da clases en el sexto grado de una escuela primaria ubicada en una zona pobre de Caracas. A pesar de no tener título universitario, el año pasado se puso a disposición de la directiva del colegio donde estudiaron sus hijos para suplir a los maestros que faltaban temporalmente, pero esas ausencias se hicieron cada vez más frecuentes.
“Los docentes se van de Venezuela y las escuelas quedan vacías, sin docentes, y nosotras como madres hemos asumido ese rol porque nos preocupan nuestros niños”, dice Gabriela Carmona, quien es una de las llamadas madre/docente.
Padres y madres tuvieron que asumir labores de docentes, debido al aumento en la deserción de maestros que se registra desde hace dos años en el país, causada por los bajos salarios y la crisis económica en general.
Nélida Riverol, otra madre que asumió el rol de maestra, comenzó como sustituta ocasional, pero hoy cubre la vacante de maestra de primer grado a tiempo completo.
En el colegio donde hoy Gabriela y Nélida son madres docentes, mensualmente entre 1 y 2 maestros renuncian a sus cargos para emigrar o dedicarse a otros oficios que les permitan ganar más dinero.
Belkys Alemán, directora de la institución, dice que las necesidades económicas afectan la permanencia de los maestros. “Por mucha ética profesional, por mucho que les guste (la docencia), los profesores abandonan las aulas por sus necesidades”.
Según cifras oficiales, para el año escolar que finalizó en julio de 2019 se contaba con 55.000 maestros menos; sin embargo, en un informe de la ONG Provea se señala que 172.000 maestros abandonaron las aulas, migraron o simplemente dejaron de ir producto de las graves condiciones que se viven en el país.
Maestros emergentes
Pero la necesidad no solo se da en las secciones primarias, también en grados más avanzados se necesitan maestros, y es por eso que otros padres, profesionales en algún área, también suplen esta necesidad, indica Fausto Romeo, presidente de la Asociación de Institutos Privados.
Por hacer este trabajo, los padres reciben el mismo pago que le corresponde a un educador, que en una institución pública no supera los $ 10 mensuales. Los colegios privados intentan evitar la fuga de docentes pagando sueldos de entre $ 50 y $ 170 que tampoco es suficiente para evitar la deserción.
Para certificar a quienes deseen suplir los espacios que los profesores dejan vacíos, el gobierno en disputa de Nicolás Maduro inició en octubre pasado un registro de los llamados maestros emergentes.
Andrés Giusseppe, coordinador del Registro de Maestros Emergentes, explica que esta medida está dirigida a aquellos profesionales o técnicos que tienen vocación de enseñar.
Protestas
En medio de esta crisis, decenas de educadores alzaron el pasado jueves su voz en Caracas y otras ciudades venezolanas en conmemoración del Día del Maestro para exigir “salarios dignos”, mejoras laborales y “educación libre y de calidad”.
Maestros, madres y padres que ejercen la docencia, acudieron hasta la sede del Ministerio de Educación para expresar sus demandas.
“Es una situación difícil, tenemos un sueldo pírrico que no alcanza para nada. No es solo el sueldo, también la parte social, no tenemos HCM (seguro médico)”, afirma la docente Dilia Pérez.
Entre tanto, el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, reconoció que hay problemas en el sector. Pero pidió a los docentes “reafirmar” su compromiso con el pueblo, con la pedagogía social”.
Los docentes mantendrán las protestas y convocarán a un paro general del sector educativo. El gremio fue protagonista, a finales de 2019, de paros escalonados hasta llegar a uno de 72 horas. (I)