Hace diez años, un grupo de mujeres centroamericanas cruza las fronteras de sus países hacia México. Visitan cárceles, hospitales, plazas, iglesias, morgues, preguntando si uno de los cuerpos sin identificación, presos sin historia son sus hijos o sus nietos. Ellas transitan por tierra los mismos caminos que sus hijos, hijas, hermanas, nietos y nietas, que recorrieron un día buscando emigrar hacia Estados Unidos para escapar de la violencia de estado y la violencia de género en sus países.

Son las llamadas “madres caravaneras” las protagonistas de este trabajo, que como es tradición, partirán hoy del departamento norteño de Petén, Guatemala, para luego cruzar al estado fronterizo mexicano de Tabasco, y en 18 días recorrerá 10 estados del país buscando a migrantes centroamericanos desaparecidos. Son 20 madres hondureñas, 16 salvadoreñas, 5 nicaragüenses y 8 guatemaltecas. La movilización culminará el domingo 7 de diciembre en Ciudad Hidalgo, Chiapas.

La salvadoreña Anita Zelaya cuenta que su hijo Rafael Alberto salió en mayo de 2002 de San Salvador y durante 12 años lo ha buscado. “Como madre, no lo he visto muerto, hay incertidumbre, pero tengo la esperanza de encontrarlo”, refiere al diario La Prensa. “Con lo difícil que está en México sabemos que los podemos encontrar muertos, pero hay fe de encontrarlos vivos”, añade.

“La intención es determinar si los migrantes buscados han muerto en México, están secuestrados, privados de su libertad o en situación de trata”, señaló el Movimiento Migrante Mesoamericano. Este año la caravana tendrá una movilización paralela en Italia que iniciará el 23 de noviembre desde  Lempedusa.

A lo largo de los 10 años que recorre México en busca de desaparecidos, la caravana de madres ha reunido a 200 migrantes con sus familiares tras décadas de desconocer su paradero.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México (CNDH) calcula que cada año atraviesan por México unos 400.000 migrantes de las más diversas nacionalidades, destacándose los latinoamericanos, más concretamente, ciudadanos en tránsito hacia Estados Unidos de nacionalidad guatemalteca, salvadoreña, hondureña y nicaragüense.

Asimismo, la CNDH documenta un promedio de 10.000 secuestros anuales en la ruta de los migrantes centroamericanos rumbo a Estados Unidos.