Macron, es el primer líder europeo que visita a Trump en EE.UU.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, comenzó ayer uno de los viajes oficiales más polémicos de su corta carrera. Su visita de tres días a EEUU está acompañada de una polvareda tanto en su país como en la UE, especialmente con Angela Merkel, cuya sintonía no atraviesa por su mejor momento.
Macron, que ayer abandonó París sumergido en un agrio debate por el endurecimiento de la ley de migración aprobada por la Asamblea Nacional, llegó en Washington como el único interlocutor europeo fiable ante los ojos del imprevisible presidente estadounidense. Aunque ambos líderes ya sellaron su fluido entendimiento la noche del 13 de abril, con los bombardeos conjuntos sobre objetivos del programa químico sirio, tratan ahora de acercar posiciones en dos asuntos cruciales que les distancia como el programa nuclear de Irán y las relaciones comerciales entre Europa y la superpotencia americana.
El presidente galo cuenta a su favor con la admiración que le profesa Trump y que han servido para atemperar sus embestidas en temas como el acuerdo sobre cambio climático de París, el traslado de la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén y las medidas proteccionistas contra el acero y aluminio europeos. Esto último es un quebradero de cabeza constante para Alemania, que mira con recelo la visita de Macron.
Sin embargo, el encantamiento que viven los estadounidenses con el joven presidente galo es indiscutible. Ha sido invitado a pronunciar un discurso en el Congreso, como sus antecesores de la V República a excepción de François Mitterrand, y se someterá al escrutinio de un selecto grupo de estudiantes universitarios ávidos por conocer las peculiaridades económicas del Viejo Continente. Como signo de amabilidad, el inquilino del Eliseo grabó antes de iniciar su viaje una entrevista en exclusiva con Fox News, la cadena de televisión preferida por el electorado ultraconservador de Trump, en donde asegura que le resulta fácil entenderse con el polémico presidente estadounidense “porque los dos estamos al servicio de nuestros respectivos países”.
Sin embargo, fuentes del Eliseo se afanaron ayer para que este viaje no despierte falsas esperanzas. Así, descartaron que Macron vaya a arrancar algún tipo de acuerdo fructífero. “Es más bien un viaje simbólico enfocado a demostrar la solidez de las relaciones franco-estadounidenses”, dijeron a France Press. Estas mismas fuentes también reconocieron su pesimismo en salvar el acuerdo nuclear que los europeos firmaron con Teherán en julio de 2015 y que Trump denunció. El próximo 12 de mayo expira su ultimátum para que se subsanen las “insuficiencias del texto” y eviten así su ira contra la república islámica. “Macron no tiene la intención de influenciar al presidente de EEUU porque sabe que no logrará nada y menos aún a pocos meses de las elecciones a mitad de su mandato”, analizaba el profesor de Ciencias Políticas y experto en EEUU Thomas Snégaroff en el diario Le Monde.
Pero sí puede moderarlo en algunos aspectos. Eso es, al menos, lo que espera Angela Merkel, cuyo apoyo a la agenda de refundación de la UE propuesta por el presidente francés dependen, en parte, de los resultados que obtenga en Washington. (I)