Argentina asistió este 31 de mayo al principio del fin de la “gobernabilidad” y al inicio informal de la campaña electoral con vistas a las elecciones de 2019.

El Senado, de mayoría peronista y que hasta ahora venía apoyando leyes claves para un gobierno de minoría parlamentaria, le asestó un duro golpe a Mauricio Macri al aprobar durante la madrugada de este jueves 31 de mayo una ley “anti-tarifas” que retrotraía los aumentos de luz, gas y agua a noviembre pasado y que fue vetada por el presidente.

“No pueden sacar ventajas mintiéndole a la gente. Sería maravilloso tener una varita mágica y que la plata aparezca.  No se puede hacer algo así tan irresponsablemente. Sabemos que tienen mayoría en las cámaras. ¿Qué querían? ¿Hacer una demostración de poder en el peronismo? No se equivoquen, el poder lo tiene la gente”, dijo Macri tras vetar la ley desde la provincia de Salta, en el norte del país.  

La guerra política recién comienza. Macri rompió lanzas y pagó el costo político de vetar una ley que, según encuestas, era apoyada por ocho de cada 10 argentinos que ven cómo las tarifas de servicios esenciales se fueron a las nubes en los últimos dos años tras una década de subsidios estatales.

La norma fue aprobada por 37 votos a favor y 30 en contra y según el gobierno tenía un costo fiscal imposible de afrontar: 115.000 millones de pesos ($ 4.600 millones), reseñó el superministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien negocia un préstamo de $ 30.000 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con un gran recorte del déficit.  

“Es un acto demagógico e irresponsable, que busca un rédito político efímero a costa del futuro de todos los argentinos”, sostuvo el ministro en un tuit poco antes de que Macri vetara la ley.

La sesión en el Senado fue maratónica. Y tuvo un valor político simbólico para el peronismo: por primera vez durante la presidencia de Macri actuó como un bloque sólido, dejando de lado las duras peleas internas en ambas cámaras del Congreso, en especial entre “kirchneristas” por un lado y el peronismo Renovador y el Federal, que responde a los gobernadores provinciales, por el otro.

Macri se había beneficiado de esta división en los dos primeros años de mandato, sacando adelante leyes controvertidas como el pago a los fondos “buitres” y la reforma previsional cuestionada por el “kirchnerismo” pero que recibió el apoyo de sectores peronistas más moderados.

“Si habría existido esta unidad, no se hubiera dado la reforma previsional. El gobierno está cerrado. No escucha. El enojo de la gente va a explotar”, dijo el diputado “kirchnerista” Agustín Rossi.

El gobierno afronta su momento más difícil. Con una corrida cambiaria que llevó el dólar a 25 pesos y provocó un rebrote inflacionario que se estima en 25% este año (contra una previsión inicial de 15%), el tema tarifario se coló en bolsillos de los argentinos.

Con los últimos aumentos de abril y mayo, según la oposición, las facturas de luz aumentaron 1.600% y el gas 900% promedio en los dos últimos años.

Ahora, afirman fuentes partidarias, a Macri le será difícil imponer sus proyectos, salvo que recurra a Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) como hizo al inicio de su mandato. (I)