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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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Macri logró hablar con Trump

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Mauricio Macri puede dormir tranquilo. Estaba algo nervioso porque debía seducir a un viejo compañero de andanzas en inversiones de alto vuelo, reservadas solo a pesos pesado del mundo de los negocios y con quien hace casi tres décadas las cosas no había terminado bien. Y para colmo de males hace apenas un año se había referido a él por televisión como un “chiflado”. Nunca pensó –ni él ni el mundo enero- que ese empresario al que descalificó públicamente se convertiría poco después en el presidente electo de Estados Unidos.

Donald Trump lo atendió el lunes del otro lado de la línea telefónica después de una misión de buena voluntad realizada por un empresario de Punta del Este, Uruguay, que mantiene nexos con ambos. Fue un triunfo diplomático para Macri. En América latina solo él y el mandatario colombiano Juan Manuel Santos pudieron dialogar con el magnate tras su inesperado triunfo en las elecciones.

La charla duró 15 minutos. Macri habla inglés con cierta fluidez, aunque con pésimo acento. La charla derivó en los viejos tiempos en que ambos se comprometieron a llevar adelante un negocio inmobiliario super millonario y que no llegó a buen puerto. Ocurrió en los años 80 en Nueva York cuando los dos eran empresarios exitosos, jóvenes y estaban tan preocupados en ganar dinero como en salir con “chicas” en el glamour de Manhattan. En esos tiempos se convirtieron en compañeros inseparables de andanzas. Pero la relación duró poco y, según quienes los conocieron en aquella época, el vínculo terminó mal.

¿Qué se dijeron  en ese reencuentro telefónico? Macri le auguró poder verlo en Buenos Aires en  2018 durante la prevista cumbre del G20 y Trump le contestó que esperaba reencontrarse antes de esa fecha pero en la Casa Blanca.

“Argentina es un gran país y tendremos la más cercana relación entre nuestros países de la historia”, afirmó Trump según la Casa Rosada, sede del gobierno argentino.

Macri debe haber lanzado un suspiro de alivio tras cortar la comunicación. Además de su fallida relación de hace tres décadas, en el 2015, cuando aun era jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, lo había ridiculizado públicamente en una entrevista con la periodista de chismes Viviana Canosa calificando a Trump como “un exhibicionista, un chiflado”

“Toda (su vida es)  una actuación de la mañana a la tarde y la prueba está en que tuvo su programa de televisión, ese reality ridículo (The Apprentice, ndr). Yo no creo que pueda ganar una elección, sus posiciones son muy extremas, puede ganar una interna tal vez, creo que le facilita la elección a Hillary”, decía Macri. Pero se equivocó como muchos lo hicieron en el mundo entero.

El video de esa entrevista fue visto incluso por la asesora hispana de Trump, Helen Aguire Ferré, a quien un usuario de Twitter se lo envió hace algunos días a su cuenta personal. “Gracias”, le contestó ella. Parecía que alguien estaba empeñado en echar más leña al fuego.

El día posterior a la victoria de Trump, Macri ordenó a sus asesores tender puentes con el presidente electo norteamericano para olvidar viejos rencores. Durante la campaña incluso había dado su respaldo implícito a la candidatura de Hillary Clinton. En una entrevista reciente con la agencia de noticias italiana ANSA, sentó una clara posición: “yo estoy  más para construir redes y un mayor intercambio, no para construir muros que nos dividan”.

La relación con Washington es vital para Macri. En sus primeros 11 meses de gestión selló una alianza sólida con el gobierno de Barack Obama, que estuvo en Buenos Aires en marzo de visita oficial. El mandatario austral aspira firmar un acuerdo de libre comercio Washington-Mercosur y atraer inversiones norteamericanas. Incluso había logrado facilidades para gestionar la visa de entrada a Estados Unidos para ciudadanos argentinos y la promesa de retirar ese requisito en el futuro, un beneficio del que ya gozó Buenos Aires en los años 90, durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem (1989-99).

Ahora esa estretegia en que se recuesta el plan económico oficial tambalea en las manos de Trump. ¿Habrá podido Macri convencerlo de que tendrá en Buenos Aires un aliado incondicional como logró hacerlo con Obama? En los pasillos de la Casa Rosada abren grandes los ojos cuando se menciona el tema. Se dio el primer paso, dicen. Pero al tratarse de Trump, de un “chiflado” en la opinión de Macri, en Buenos Aires esperan cualquier cosa. (I)

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