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Unidad Ciudadana denuncia el secuestro de los votos en la provincia de Buenos Aires

Macri, con razones para festejar y preocuparse

La expresidenta y candidata a senadora por la Unión Ciudadana, Cristina de Kirchner (centro), saluda a sus simpatizantes, en Buenos Aires. El presidente argentino, Mauricio Macri (centro), festeja los resultados de su alianza Cambiemos en las elecciones primarias.
La expresidenta y candidata a senadora por la Unión Ciudadana, Cristina de Kirchner (centro), saluda a sus simpatizantes, en Buenos Aires. El presidente argentino, Mauricio Macri (centro), festeja los resultados de su alianza Cambiemos en las elecciones primarias.
Foto: AFP y Diario Popular.
15 de agosto de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

El gobierno de Mauricio Macri tiene motivos para sonreír, pero también para preocuparse de cara a las elecciones parlamentarias del 22 de octubre tras las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo en Argentina.

Con un celebrado triunfo a nivel nacional y en provincias de gran peso electoral a raíz de la dispersión del peronismo, el oficialismo buscará repetir este resultado en los comicios legislativos en dos meses e imponer reformas que incluirían una flexibilización laboral y el aumento de la edad jubilatoria.

Sin embargo, no podrá dejar de lado que casi 7 de cada 10 argentinos se inclinaron por la oposición y que el conurbano bonaerense, la zona empobrecida que rodea a la rica capital y donde reina la inseguridad y el desempleo, se ha convertido en un bastión del kirchnerismo. Allí vive uno de cada cuatro argentinos.

En tanto se ciernen dudas sobre una presunta manipulación en el conteo de los votos en la estratégica provincia de Buenos Aires, donde sufraga casi el 40% del padrón total. Allí, curiosamente, la candidata a senadora por la Unidad Ciudadana, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, arrancó perdiendo por 7 puntos de diferencia, pero a medida que avanzaban las horas logró revertir el resultado.

El escrutinio fue suspendido cuando se aprestaba a pasar al frente sobre su rival de la alianza oficialista Cambiemos, Esteban Bullrich, ambos en torno al 34%, lo que desató fuertes cuestionamientos de la oposición. Ahora se deberá esperar el conteo definitivo que arrancará hoy. Pero cuando se conozca el resultado final en algunos días el impacto mediático será menor o casi nulo.

Los argentinos votaron en unas elecciones que decidían poco y nada, pero que en la práctica resultaron un sondeo abierto sobre cómo quedará conformado el futuro Congreso. Allí, las noticias para el Gobierno son alentadoras, ya que, según las proyecciones  -de repetirse estos guarismos en octubre-, pasaría de los 86 legisladores actuales a 104, mientras el kirchnerismo perdería una banca  (de 71 a 70) y el frente ‘1País’, del excandidato presidencial Sergio Massa, sería el gran derrotado: su  bancada se reduciría de 37 a 22.

En el Senado, el oficialismo también recibiría buenas noticias -siempre en caso de confirmarse la misma votación en octubre- aumentando de 17 a 26 sus curules, mientras que el peronismo perdería la mayoría automática (de 38 a 28).

En concreto, la alianza oficialista Cambiemos logró triunfar en 10 de 24 distritos, entre ellos las provincias de Córdoba y Mendoza y con una aplastante victoria en la Ciudad de Buenos Aires, a través de la diputada Elisa Lilita Carrió, que obtuvo el 48% de los votos. Además, se alzó con la victoria en San Luis, donde hace 32 años gobierna el peronismo y en La Pampa, Neuquén, Santa Cruz, Corrientes, Entre Ríos y Jujuy.

Sin embargo, el enorme optimismo oficial del domingo comenzó a perder intensidad cuando Cristina Fernández de Kirckner comenzó a revertir una enorme y sospechosa desventaja inicial hasta colocarse en un final cabeza a cabeza con el oficialismo en el distrito bonaerense. Lo mismo sucedió en el territorio santafesino -el tercero en importancia- donde el kirchnerismo incluso dio vuelta el resultado y pasó al frente.

La disputa está en Buenos Aires

En el caso de la provincia de Buenos Aires, el escrutinio se detuvo con el 95,68% de los votos, cuando el oficialista Bullrich tenía el 34,19% de los sufragios y Cristina el 34,11%. Massa llegó muy atrás con el 15,53%. El conteo seguirá en la justicia, lo que aumentó las sospechas de un ocultamiento de datos, ya que parecía que la exjefa de Estado se encaminaba a ganar por una diferencia mínima.

“Secuestrarán los votos durante cuatro a cinco horas para que entrara (el supuesto triunfo de Cambiemos) en horario central y el discurso (ganador) de Macri. Tenían asegurados los títulos de los diarios”, denunció Leopoldo Moreau, candidato a legislador por la kirchnerista Unidad Ciudadana. Se estima que restan computar 300.000 votos y se cree que serían de zonas favorables al kirchnerismo. Pero de todos modos se trataría de una victoria exigua de Cristina, que tiene un techo muy acotado de cara a octubre por su alta imagen negativa, según coinciden distintos sondeos.

El oficialismo cree que en octubre podría crecer su apoyo en el distrito bonaerense, ya que muchos votantes de Massa podrían inclinarse por un ‘voto útil’ para evitar un triunfo de Cristina, teniendo en cuenta que se eligen solo tres senadores (dos para la alianza más votada y uno para la que llegue segunda). Para ello es fundamental el rol de la actual gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, la responsable del repunte de Cambiemos en su distrito, ya que cargó la campaña electoral al hombro. Vidal es la dirigente con mejor imagen del oficialismo.

El kirchnerismo triunfó en Santa Fe, Río Negro y en las provincias más empobrecidas del norte del país, pero sufrió una durísima derrota a manos de Cambiemos en la provincia de Santa Cruz, cuna del fallecido expresidente Néstor Kirchner y gobernada por su hermana, Alicia Kirchner. En total, el peronismo, en sus distintas variantes, ganó en 13 provincias y se encamina a un triunfo en el territorio bonaerense con Cristina.

Pero el presidente Mauricio Macri festejó el triunfo a nivel nacional de Cambiemos, que obtuvo alrededor del 35% de los votos en todo el país, convirtiéndose en la primera minoría, lejos del kirchnerismo (que se ubicó segundo con el 20%, aunque se presentó en pocos distritos en soledad ya que en muchos otros compitió con el peronismo en su conjunto). Más atrás quedó el Partido Justicialista (peronista) con 17% y el ‘massismo’ -que también tiene una pata peronista- con 7,38%.

Pero Macri también tiene motivos para preocuparse. “De cada tres ciudadanos y ciudadanas, dos le dijeron no al ajuste. Ese ajuste que tal vez lo quieren disfrazar con la palabra cambio, que todos sabemos que es el más brutal ajuste. Ese es el gran compromiso. Vamos a pedirle al Gobierno que escuche lo que las urnas han expresado: que cambie el rumbo económico”, afirmó Cristina Kirchner. (I)

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