El presidente estadounidense, Donald Trump, enfrenta una verdadera prueba de fuego en el Congreso, donde hoy espera salvar del hundimiento a su polémica propuesta de reforma del sistema de seguros de atención médica y así abolir la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act -en inglés) conocida como Obamacare.

El debate del proyecto en la Cámara de Representantes del Congreso estaba programado para anoche, pero tras no lograr un consenso se pospuso para hoy.

El republicano Trump necesita el voto de la mayoría de los 435 congresistas. Sin embargo, a pesar de que su partido tiene el peso para aprobar una medida, hasta ayer 36 de sus miembros de la Cámara y seis senadores estaban en contra.

La votación coincide con el séptimo aniversario de la adopción del  Obamacare, nombre en referencia a su principal impulsor, el expresidente Barack Obama, y que prestó servicio a más de 20 millones de estadounidenses de clase media.

En este escenario -de aniversario- Obama rompió su silencio y formuló una clara advertencia: cualquier cambio a la ley debe ser para mejorarla, no para dejar más personas sin cobertura médica.

Por su parte, la oposición del Partido Demócrata -del expresidente Obama-, que defiende con uñas y dientes la continuidad de Obamacare, no afectará a esta votación, ya que al ser minoría en las dos cámaras difícilmente podrá torcer el rumbo de la discusión.

El bloque republicano está dividido en dos corrientes; la primera considera que el plan es lo que el país necesita para superar el modelo Obamacare; y la segunda se opone al proyecto por considerar que no es lo suficientemente conservador y que mantiene aspectos importantes de Obamacare.

Una parte importante de los legisladores republicanos es cautelosa porque estudios indican que la nueva ley dejará a 14 millones de personas sin protección médica, un escenario explosivo en las próximas elecciones legislativas parciales de 2018. (I)