El vecino país tiene un déficit comercial con su socio del norte por $ 1.422 millones
Los productos estadounidenses desplazan a los nacionales en Colombia
A casi cinco años de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos, los resultados de ese acuerdo están muy por debajo de las expectativas y sus perspectivas son tan inciertas como las políticas proteccionistas que ha anunciado el mandatario estadounidense Donald Trump.
Cuando ese TLC entró en vigor, el 15 de mayo de 2012, el gobierno colombiano estimó que haría crecer la economía en un punto porcentual adicional y que reduciría en dos puntos la tasa de desempleo en un periodo de cinco años.
Y lo cierto es que ninguna de las dos proyecciones se ha convertido en realidad: la economía colombiana, de hecho, comenzó en 2012 un periodo de desaceleración que la llevó a crecer el año pasado 2,0%, menos de la tercera parte del 6,6% alcanzado en 2011.
El desempleo, por su parte, pasó de 10,7% en mayo de 2012, a 11,7% en enero pasado. Es decir, además de que no disminuyó, aumentó en un punto desde que entró en vigencia el TLC con Estados Unidos.
El economista y profesor de la Universidad de los Andes, Francisco Azuero, dice a EL TELÉGRAFO que ni la desaceleración económica ni el desempleo en Colombia se pueden atribuir al acuerdo comercial con Estados Unidos.
“Eso se explica porque los precios internacionales del principal producto colombiano de exportación, el petróleo, se desplomaron desde 2014, y eso afectó a Colombia y a varios países de la región que dependen de ese producto”, asegura el doctor en Economía por la Universidad de París.
Para el senador Jorge Robledo, en cambio, quien se opuso al TLC con Estados Unidos cuando fue sometido a la ratificación del Congreso, las cifras prueban que ese acuerdo fue “una pésima decisión” para los intereses de los colombianos.
“Contrario a lo que dijeron los promotores del TLC, Colombia no ha aumentado sus exportaciones a Estados Unidos, sino todo lo contrario: las ha reducido drásticamente”, señaló.
En efecto, según cifras oficiales, durante 2011, año previo a la entrada en vigor de ese acuerdo, Colombia exportó a Estados Unidos $ 21.969 millones, mientras que en 2016 vendió a ese país únicamente $ 9.870 millones, lo que implica una caída de 55% en ese lapso.
Y el superávit comercial de $ 8.991 millones que Colombia tenía con Estados Unidos en 2011 se convirtió, a partir de 2014, en déficit.
El año anterior, cuando el TLC bilateral cumplió cuatro años de implementación, el comercio entre los dos países se ubicó en $ 21.748 millones, monto menor en 40% al registrado en 2011, y el déficit para Colombia fue de $ 1.422 millones.
El economista Francisco Azuero señala que estas cifras también se explican por la caída del precio internacional del petróleo, que es el principal producto de exportación de Colombia a Estados Unidos.
En 2011, las ventas colombianas de crudo a Estados Unidos llegaron a $ 11.947 millones y representaron el 54% de las exportaciones a ese mercado. En cambio, en 2016 se ubicaron en $ 3.897 millones y equivalieron al 39,5%.
Azuero piensa que hay que darle oportunidad al TLC entre Colombia y Estados Unidos porque “un principio básico es que el comercio le conviene a todo el mundo, a una empresa, a una persona, a una familia y a un país, y el déficit comercial no es por sí solo negativo”. Sostiene que, por ejemplo, el mayor tratado comercial de Colombia con China ($ 7.117 millones el año pasado) supera cinco veces al que tiene este país con Estados Unidos, lo que puede ser en beneficio de los consumidores porque encuentran productos más baratos.
Saldo negativo
En cambio el senador Jorge Robledo, quien es candidato presidencial del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA), considera que, tal como lo predijo, el acuerdo comercial con Estados Unidos es “un fracaso” que el gobierno colombiano impulsó “con falsas promesas”.
De acuerdo con el senador, el gobierno presume de que 449 nuevos productos colombianos ingresan al mercado estadounidense con el TLC, pero estos equivalen apenas al 0,06% del total de las exportaciones del país.
“No se puede hacer alarde de un acuerdo que nos deja un pésimo balance y que está trayendo el desmantelamiento de la industria y del empleo nacional”, señala.
Explica que el TLC con Estados Unidos ha profundizado el déficit industrial de Colombia con ese país, y ha provocado bajas tasas de crecimiento de ese sector -de entre 0,1% y 1,2% entre 2012 y 2015, con una recuperación el año pasado, cuando hubo una expansión de 3,5 puntos- y en el agrícola.
Según Robledo, al entrar en vigor el TLC, en 2012, Colombia importó 1,5 millones de toneladas de productos agrícolas, cifra que subió a 7,3 millones de toneladas en 2015, y los principales aumentos se presentaron en arroz, maíz, lácteos, oleaginosas y carne de res y cerdo, que producen los agricultores locales, lo que desplaza la producción nacional por la foránea.
En 2011, los alimentos importados representaban el 25% del consumo nacional, mientras que en 2015 representaron el 30% de acuerdo con un estudio elaborado por la oficina del senador.
Señala que resulta inaceptable que mientras Estados Unidos subsidia a sus agricultores con $ 97.000 millones, Colombia somete a los suyos a una competencia desleal por los altísimos costos de producción en fertilizantes, combustibles y tarifas de energía.
Para el economista Francisco Azuero, el principal desafío que hoy enfrenta el TLC entre Colombia y Estados Unidos no es comercial sino político debido al proteccionismo que impulsa desde Washington el presidente estadounidense Donald Trump.
“Trump amenaza a todos los acuerdos comerciales de Estados Unidos, empezando por el que tiene con México, pero también a los que tiene con el resto del mundo, pero eso es una torpeza del nuevo Presidente de Estados Unidos”, señala.
Dice que, al tratar de cerrar a Estados Unidos a las importaciones, Trump no solo dañará a su país sino a la economía mundial.
“Pero no porque Trump sea racista el resto del mundo tiene que ser racista. Ni tenemos que ser proteccionistas porque Trump impulsa el proteccionismo. Si se cierra, eso sí, tendremos que buscar otros mercados, el latinoamericano, el europeo, el asiático”, considera Azuero. (I)