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5.000 operaciones y cirugías fueron suspendidas por la medida de fuerza
Los médicos británicos se rebelan contra el gobierno
La cuarta huelga en un año de los médicos residentes paralizó durante los dos últimos días el Servicio de Salud británico (NHS, en sus siglas en inglés), y asestó un duro golpe a las políticas de austeridad del gobierno conservador que lidera David Cameron.
Los médicos residentes, que reclaman mejores condiciones laborales y de salario, iniciaron el miércoles la medida de fuerza de 48 horas, la cual llevó a la suspensión de 5.000 operaciones y cirugías en el país.
Los jóvenes profesionales de la salud buscan llevar al gobierno ante los tribunales por la decisión de las autoridades de imponer cambios unilaterales al sistema de salarios y condiciones laborales.
El nuevo contrato equipara, por ejemplo, los complementos salariales extra de los sábados hasta las 17:00 GMT a las tarifas de un día laborable. También se prevé recortar a los residentes el máximo de horas trabajadas semanalmente, que van de 91 a 72, el número de noches consecutivas de labor, que se reducirán de 7 a 4, y el número de jornadas completas realizadas a la semana, que bajará de 7 a 5.
El NHS de Inglaterra calificó la huelga de este miércoles como ‘lamentable’, pero dijo que desplegará a médicos de turno para servicios de emergencia. La medida de fuerza eleva el número de días con demoras para prestaciones de servicios sanitarios en el Reino Unido a 24.500 desde que comenzó la disputa.
Pero a pesar de promesas para regresar a la mesa de negociaciones, tanto el gobierno como la Asociación Médica británica se mantienen firmes en sus respectivas posturas.
La situación es tan grave que por primera vez en la historia del NHS los médicos que trabajan en el sector de emergencia y terapia intensiva planean convocar una huelga de actividades para finales de abril.
La Asociación de Médicos sostiene que se quedó ‘sin alternativas’ en su batalla contra los planes del gobierno para imponer nuevos contratos laborales, los cuales, según los propios trabajadores de la salud, “no son confiables”.
Sin embargo, el Gobierno conservador sostiene que los cambios, que harán que los médicos ganen menos por trabajar los fines de semana, al tiempo de ver un aumento a su salario básico, son necesarios para mejorar la prestación sanitaria los sábados y domingos, los días con el índice más alto de mortalidad tras internaciones.
La doctora Anne Rainsberry, portavoz del NHS de Inglaterra, dijo que es “lamentable que miles de pacientes enfrenten demoras y problemas en la prestación de salud que reciben, como consecuencia de la disputa vigente”.
En las últimas semanas, una serie de organizaciones, incluido el grupo de defensa de los derechos del paciente Voces Nacionales, y la Academia de Escuelas Médicas Reales, se sumaron a un pedido para reclamarle al gobierno que dé marcha atrás con sus cambios y para que los médicos dejen a un lado las medidas de fuerza.
Al respecto, el profesor de Medicina del Colegio Real de Doctores, Derek Bell, sostuvo que la situación actual “nunca debió haber escalado a estos niveles”.
“Estos asuntos de importancia solo deben resolverse de una forma sustentable a través de negociaciones de las partes en conflicto”, señaló.
Para Bell, el Comité de Salud de la Cámara de los Comunes debería lanzar ahora una investigación urgente sobre el impasse.
Pero el director del área de doctores residentes de la Asociación de Médicos británicos, Johann Malawana, sostuvo que al mantener su postura “el gobierno arriesga alienar a toda una generación de doctores en formación”.
“Si las autoridades siguen ignorando las preocupaciones de los médicos residentes, en tiempos en que la confianza está a niveles bajísimos, los profesionales de la salud votarán con el corazón, algo que afectará el futuro a largo plazo del NHS, y los servicios que presta”, continuó.
El 98% de los más de 37.000 médicos en formación de Inglaterra está a favor de continuar con la serie de huelgas en protesta por estas nuevas condiciones que quiere impulsar el gobierno que, sin embargo, no afectarán al resto de los médicos británicos.
El conflicto ocurre en medio de un aumento de vacantes médicas en los hospitales del país. Según un informe oficial, a finales de 2015 había 23.443 vacantes médicas en hospitales del NHS en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, el 9% del total de puestos de trabajo en el área. (I)