Varios dirigentes se mostraron en desacuerdo ante lo alcanzado
Los líderes catalanes alcanzan un pacto para separarse de España
Casi 4 meses después del triunfo electoral de las fuerzas independentistas en Cataluña y de su solemne declaración de iniciar un “procès” o proceso de desconexión de España, la Comunidad autónoma vivía un embrollo institucional. La obstinación del candidato de Junts pel Si (JxS), Artur Mas, de ser reelegido presidente pudo llevar este desafío territorial al fondo del abismo, dijeron en su momento los analistas.
Mas necesitaba los 10 votos parlamentarios de la anticapitalista y asamblearia Candidatura d’Unitat Popular (CUP) que solo ven en él la representación viva de los valores más denostados de su proyecto político, es decir, la corrupción y unas políticas de austeridad similares a las que ha aplicado el PP en el resto de España.
El candidato de JxS no renunciaba a su liderazgo y dio plazo hasta el domingo para llegar a un acuerdo que garantice la gobernabilidad de Cataluña. En caso contrario, dijo que se firmaría el decreto para celebrar nuevas elecciones autonómicas, posiblemente en marzo.
Ayer se anunció que los independentistas catalanes consiguieron cerrar un acuerdo para formar un gobierno que avance hacia la secesión de esta región de España y evitar a última hora la convocatoria de nuevas elecciones, explicó a las agencias internacionales una fuente oficial del gobierno regional.
“Hay acuerdo. Tendremos gobierno y estabilidad”, dijo en Twitter el presidente de la asociación civil Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, que en los últimos días medió entre ambas formaciones para cerrar un pacto.
En una rueda de prensa, el independentista Artur Mas anunció su renuncia como presidente de Cataluña para facilitar la formación de un gobierno de las fuerzas separatistas que avance hacia la secesión de esta región del noreste de España.
“La decisión que tomo es hacer un paso al lado y no presentarme como candidato (...) a la reelección a la presidencia”, dijo Artur Mas señalando que su sustituto será Carles Puigdemont, alcalde de su partido de la ciudad de Girona, uno de los feudos independentistas de la región.
Periodista de profesión de 53 años y presidente de la asociación de municipios independentistas de la región, Puigdemont “tiene muy claro el proyecto de país, tiene muy claro que Cataluña es una nación con derecho a decidir su futuro”, dijo Mas, señalando que el parlamento escogerá el domingo a su sucesor.
El hecho de que la CUP logró su objetivo de apartar a Mas ha provocado que algunos dirigentes de CDC se hayan mostrado críticos con el acuerdo, según informó el diario Publico.es.
Fue el caso de Miquel Buch, alcalde de Premià, que se expresó así a través de su cuenta en Twitter: “Es inmensamente injusto y estratégicamente erróneo que el President que ha hecho más por la independencia de Catalunya tenga que dar un paso atrás”.
La renuncia de Mas se produce luego de un pacto de última hora entre su coalición Juntos por el Sí, con independentistas de izquierdas y derechas, y la izquierda radical separatista para formar un gobierno que avance hacia la secesión de esta rica región de 7,5 millones de habitantes.
Juntos obtuvieron una mayoría absoluta en el parlamento regional (72 sobre 135 escaños) en las elecciones del 27 de septiembre. Pero para formar gobierno, (62 diputados) necesitaba el apoyo de la CUP (10 escaños), que rechazaba al liberal Artur Mas.
“Ha llegado hasta el grado de que la formación anticapitalista está al borde de la ruptura interna”, confesó a EL TELÉGRAFO un miembro de En Comú, la versión catalana de Podemos que lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. “Porque Artur Mas necesita ser presidente para refundar un partido como el CDC arruinado por la corrupción aunque no sea imprescindible para el procés”, remacha.
Pero la CUP también vive en la cuerda floja. La dimisión de su líder es el primer resultado de una tensa situación que ha visibilizado tres bloques internos en una organización con apariencia frágil pero que no lo es en absoluto: Un sector municipalista, otro cercano a En Comú, partidario del referéndum de autodeterminación, y otro cercano a ERC.
Finalmente, la situación se desbloqueó a última hora ya que si hoy a la medianoche no había un nuevo gobierno, la ley regional obligaba a convocar nuevas elecciones en la región. “Ir a otras elecciones a corto plazo no era el mejor de los escenarios, era el peor”, dijo Mas. Pero “en estos momentos decisivos, se han encontrado caminos para desbloquear cosas que parecía que no se podían desbloquear”, afirmó. Con estas piezas en completo parecería que el desorden del rompecabezas catalán se ha resuelto. (I)
Se plantean derogar leyes del PP
El PSOE y Podemos negocian sin éxito
Sin avances sustanciales y enormes contradicciones concluyó ayer la tercera ronda de negociaciones que mantienen PSOE y Podemos para conformar la Mesa del Congreso, el órgano rector de la Cámara, y que se ha convertido en la prueba de fuego para calibrar un posible pacto de mayor calado entre ambas formaciones políticas. Los socialistas han mostrado sus reticencias de incluir cuatro grupos distintos del partido de Pablo Iglesias, tres de ellos son alianzas territoriales que lograron 27 diputados, al considerar que “es desproporcionado y aumentaría su fuerza de decisión”. Podemos, por su parte, considera este acuerdo “irrenunciable” para seguir avanzando en los contactos que puedan concluir en un pacto de gobierno.
Otro de los aspectos clave de estas reuniones es la de presentar propuestas conjuntas para derogar leyes aprobadas por el PP durante sus cuatro años de mayoría absoluta. Aquí hay muchas coincidencias. Leyes como “la mordaza”, la reforma laboral o la ultraconservadora ley de educación podrían tener sus días contados si, como parece, ambos partidos e Izquierda Unida llegan a un acuerdo en el Congreso para anularlas aunque no esté elegido el presidente del Gobierno ni constituido el nuevo Ejecutivo. (I)